sábado, 20 de septiembre de 2008

"Sentencia de muerte", de James Wan


FICHA ARTÍSTICA:

Título Original: "Death Sentence"/ Dirección: James Wan/ Guión: Ian Jeffers, basado en una novela de Brian Garfield/ Producción: Ashok Amritraj y Howard Baldwin/ Fotografía: John R. Leonetti/ Montaje: Michael N. Knue/ Música: Charlie Clouser/ Efectos Especiales: John DiGaetano/ Reparto: Kevin Bacon, Kelly Preston, Aisha Tyler, Garrett Hedlund, Jordan Garret, Stuart Lafferty, John Goodman, Matt O'Leary, Edi Gathegi, Leigh Wannell. USA, 2007. Color. 105'

El malayo James Wan llamó la atención de mucha gente, tras un debut poco menos que inédito llamado "Stygian" rodado tan sólo con veintitrés años, gracias su segunda película: "Saw", el primer filme con ecos de "Seven" o "El silencio de los corderos" que podía acercarse a ambos modelos sin resultar barrido de lleno por ellos. Otra cosa han sido las secuelas, que (especialmente a partir de la tercera) no merecen mayor comentario. Secuelas en las que, en cualquier caso, Wan sólo figura a título de guionista y/o productor. Posteriormente dirigió otra película, ésta sí, más discreta, "El silencio del mal" ("Dead Silence").

Así pues, llegamos a "Sentencia de muerte", su cuarto largo y el que, de alguna manera, podía confirmar lo prometido en "Saw", o bien hacer parecer a aquélla como un acierto puntual. Por lo que a mí respecta, me quedo con esta última lectura.

Y es que no hay casi nada en "Sentencia de muerte" que permita mostrar una generosidad para con la propuesta. Se trata de la enésima trama de justiciero urbano que hemos visto cientos de veces, desde la celebérrima saga de Charles Bronson y su personaje Paul Kinsey, hasta numerosas aproximaciones ochenteras, o últimamente esa cosita tan extraña que protagonizó Jodie Foster a las órdenes del no menos peculiar Neil Jordan, llamada "La extraña que hay en ti".


En "Sentencia de muerte" también tenemos a un prota famoso. En este caso, Kevin Bacon. Dicha presencia pareciera pretender dotar a la obra de un toque de calidad que, a la postre, no vemos materializado por ningún lado. Un Bacon que últimamente ha ido combinando filmes y presencias ciertamente rotundas ("Mystic River"), con otras más grises. En todo caso, es sobre sus hombros, donde aquí recae todo el peso, dado el carácter de la trama.

En algunos aspectos, la película pretende abordar el argumento de la venganza de un padre contra los pandilleros que asesinaron a su hijo como parte de un ritual de iniciación, desde un punto de vista realista, con momentos de acentuado dramatismo. Sin embargo, James Wan no consigue que dicha perspectiva prenda en el espectador, por culpa de algunas derivas argumentales ciertamente torpes y poquísimo creíbles. O personajes directamente absurdos, como el interpretado por John Goodman.

Así pues, como producto de entretenimiento más o menos violento, tenemos una película bastante vulgar. Y como obra de más amplio y dramático calado, tirando a risible. Y si lo que Wan pretendía era homenajear o poner al día de alguna forma a la saga justiciera de Bronson (cosa ciertamente plausible, dado el modo de estructurar la historia, así como el origen del guión: la novela de Brian Garfield), se queda en un mero guiño sin ninguna enjundia.

Hay otras cuestiones también desafortunadas, como una puesta en escena acentuadamente cruda y áspera, que de nuevo contrasta con determinadas decisiones de guión que de ningún modo "cuelan". Por otro lado, la banda sonora, compuesta en su mayor parte por canciones sueltas, tampoco ayudan mucho a implicar al espectador. Al menos, no tanto como lo haría una partitura unificada, con más intencionalidad de continuísmo narrativo. Una vez más, los cansinos tics del cine comercial contemporáneo.


Dicho lo cual, no todo en la peli resulta fallido. Toda la secuencia en la que se desarrolla el asesinato del joven en la gasolinera, resulta dotada de una fuerza innegable. Lástima que, como ha quedado dicho, esa clase de aciertos queden anulados por momentos mucho más tibios y mediocres. Indudablemente Kevin Bacon, que es un actor más que fiable, hace lo que puede con su personaje. Pero éste es uno de esos casos donde los agujeros del guión y las decisiones del director son lo suficientemente grandes como para que cualquier esfuerzo interpretativo se vea irremisiblemente ensombrecido.

Total, que "Sentencia de muerte" no hace más que dejar patente la trayectoria descendente del (todavía muy joven) James Wan. Tiempo habrá, es de imaginar, para encontrar de nuevo la fuerza y el oficio demostrados en "Saw". Pero ahora mismo, no me parece un cineasta que ofrezca ninguna garantía.

viernes, 19 de septiembre de 2008

"Al filo del hacha", de José Ramón Larraz


FICHA ARTÍSTICA:

Título Original: "Al filo del hacha"/ Dirección: José Ramón Larraz/ Guión: José Ramón Larraz, Javier Elorrieta y José Frade/ Fotografía: Tote Trenas/ Música: Javier Elorrieta/ Reparto: Barton Faulks, Christina Marie Lane, Page Moseley, Fred Holliday, Patty Shepard, Alicia Moro, Jack Taylor, Conrado San Martín, Joy Blackburn, May Heatherly, Elmer Modling. España, 1988. Color. 92'

Con toda la tradición de cine fantástico que existe en España, no es el slasher uno de los subgéneros más abordados, curiosamente. Tal vez por tratarse de un tipo de historias que vivieron su máximo esplendor en la década de los ochenta, justo cuando el cine de terror español vivía un evidente declive, al menos en comparación a la década anterior.

El caso es que, de entre las escasas muestras de slashers hispanos, posiblemente éste de Larraz sea uno de los más conocidos y asimismo de los más potables (aunque sin exagerar).

"Al filo del hacha" es una película tan voluntariosa como limitada, pero aún así cumple con el mínimo exigible para una obra más o menos adaptable a los esquemas y a las formas en que nuestro cine (o el italiano) se ocupan de este tipo de productos. En todo caso, hay una preocupación notoria (presente en toda la producción terrorífica de su director) por imitar al máximo los modelos estadounidenses. No en vano, el cine de Larraz siempre ha tenido una modesta pero constante vocación internacional.

Los aspectos argumentales entran de lleno en los parámetros más reconocibles del género, con una indudable semejanza con el "Halloween" de Carpenter. Es más, siendo estrictos, podríamos hablar de un híbrido más o menos descarado de aquélla y del primer "Viernes 13". De la primera tendríamos el aspecto físico del asesino (que tapa su rostro con una máscara blanca) así como cuestiones en la trama igualmente semejantes; y de la segunda la utilización del hacha como arma ejecutora.


El reparto también es híbrido. A medias internacional y a medias hispano, con presencias tan habituales del fantaterror setentero como Jack Taylor o Patty Shepard. Sin olvidar alguna otra tan curiosa como la de Conrado San Martín o la de May Heatherly, que para continuar fiel a la costumbre iniciada en "Mil gritos tiene la noche", aquí también muere descuartizada casi a las primeras de cambio. Pobre mujer.

En todo caso, hay un loable intento por situar la acción dentro de un microcosmos de personajes aceptablemente trabajado (de nuevo: sin exagerar). Y a pesar de que el filme tarda lo suyo en arrancar y que las dosis de gore podrían haber resultado bastante más generosas, encontraremos en "Al filo del hacha" rasgos tan clásicos como la inevitable lista de sospechosos, sobre la cual el espectador deberá establecer la solución final, en el sentido de ponerle cara y ojos al psicópata.

Un final que, por cierto, busca la sorpresa a toda costa. Si se consigue o no, ya queda para el convencimiento de cada cual. Al menos, los guionistas lo intentan. Terceto de guionistas formado por nombres conocidos, como el propio director, Javier Elorrieta (otro perpetrador de numerosos filmes de terror a principios de los setenta, a cual más mediocre) y el mismísimo José Frade, todopoderoso productor de nuestra industria y ex de Norma Duval.

sábado, 6 de septiembre de 2008

"Phantoms", de Joe Chapelle


FICHA ARTÍSTICA:

Título Original: "Phantoms"/ Dirección: Joe Chapelle/ Guión: Dean Koontz, basado en su novela/ Producción: Bob Weinstein, Harvey Weinstein y Dean Koontz/ Fotografía: Richard Clabaugh/ Montaje: Randy Bricker/ Música: David C. Williams/ Efectos Especiales: Larry Odien/ Reparto: Ben Affleck, Peter O'Toole, Rose McGowan, Joanna Going, Liev Schrieber, Nicky Katt, Clifton Powell, Rick Otto, Valerie Chow, Adam Nelson, John Hammil, John Scott Clough, Michael De Lorenzo. USA, 1998. Color. 92'

Esta peli tiene unas cuantas cosas a comentar, aunque lo cierto es que uno no sabe muy bien hasta qué punto vale la pena extenderse en ella, cuando en realidad ofrece más bien poquita cosa, como producto cinematográfico.

Para empezar, hay que situarla de lleno dentro de esa facción de la productora Miramax llamada Dimension Films, que se hizo de oro gracias a la saga "Scream" de Wes Craven y cuyo leit motiv era el género fantástico. A partir de aquel momento, fueron unas cuantas las producciones que se engendraron en ella, casi todas ellas caracterizadas por una vocación eminentemente juvenil y palomitera.

Lo curioso es que, en este caso, estamos hablando de la adaptación de una novela de Dean Koontz que en principio no parece encajar del todo en los parámetros de las tramas y desarrollos adolescentes. Al menos, la novela pretendía abarcar un público más amplio. Es de imaginar que a Koontz no le debió molestar en exceso tal circunstancia, puesto que participa de lleno en el filme, escribiendo el guión. La pasta es la pasta.

Otro de los puntos a destacar es el reparto, trufado de caras conocidas, sobretodo a día de hoy. Si hablamos de gente como Rose McGowan, Ben Affleck o Liev Schrieber, estaremos haciéndolo de presencias muy habituales dentro del cine americano del momento. Pero en el año 1998, al igual que ocurría con la mencionada saga "Scream", eran mucho más desconocidas. Y dichas pelis constituyeron todo un semillero para las nuevas figuras post-adolescentes. Si en las de Craven ahí estaban Courteney Cox, David Arquette o Neve Campbell, "Phantoms" no se queda atrás, a tenor de los nombres citados.


Con respecto al texto de Koontz, hallamos alguna variación sustancial, empezando por las edades de los personajes, convenientemente adaptadas a las necesidades de producción antes referidas. Así, mientras en la novela, el personaje de Rose McGowan era prácticamente una niña, aquí está mucho más crecida (de hecho, la actriz ya contaba con veinticinco años cuando la interpretó). Una cuestión importante, porque en el libro aparece alguna que otra referencia de índole sexual que, por supuesto, no convenía respetar en la peli de manera literal, de ahí la decisión de incrementar la edad del personaje. No está Hollywood (ni el mundo en general) para muchas gaitas con el tema de los abusos a menores.

La trama sí está perfectamente representada en el filme, con las dos hermanas que llegan a la pequeña población extrañamente desierta, para toparse con el horror de que los habitantes han sido cruentamente asesinados por una entidad desconocida y aparentemente muy poderosa. Con ayuda de un grupo de policías y soldados y el asesoramiento de un peculiar investigador (Peter O'Toole en el que, sin duda, es el personaje interpretado más a desgana de toda su carrera) intentarán esclarecer el origen de los acontecimientos y derrotar a su diabólico perpetrador.

Uno de los aspectos fundamentales a la hora de conseguir el buen acabado de una obra cinematográfica consiste en saber imprimirle el tono y el ritmo adecuados. Conseguir un equilibrio entre acción y atmósfera. De esta forma, mientras la novela de Koontz pecaba en algunos momentos de extenderse innecesariamente en ciertos pasajes, en la adaptación sucede todo lo contrario. Asistimos al devenir de la acción de una forma acelerada y tosca. Un momento especialmente importante de la narración, como es el principio, el limitadísimo Joe Chapelle lo malogra a base de sustos que no vienen a cuento, de diálogos idiotas y de toda la característica galería de guiños dirigidos al espectador con déficit de atención, rompiendo cualquier atisbo de clima tenso.

Y no es que el libro sea una obra maestra del género, pero sí que seguramente dentro de la extensa producción del autor norteamericano, se trata de una de sus obras más presentables. Sin embargo, casi ninguna de sus virtudes se traslada a la pantalla. Todo es de una rutina y un "ir a piñón fijo" que elimina cualquier posibilidad de facturar una película más o menos perdurable.


Otro de los apartados importantes del libro reside en el amplio abanico de efectismos terroríficos protagonizados por el Ser Maligno, en sus muy diversas manifestaciones. En ese sentido, la película opta por el camino fácil. Es decir, no mostrar gran cosa de una manera más o menos clara. Un tentáculo por aquí, un poco de viscosidad por allá y ya tenemos el expediente de los efectos cubierto. Finalmente, cuando no les queda más remedio que mostrar al Ente en toda su expresión, se limitan a enseñarnos un batiburrillo de no se sabe muy bien qué, sin forma definida y que al cabo de cinco minutos ni se recuerda.

Total, una nulidad de película. Por fortuna no se hace muy larga y si uno tiene el sentido del humor adecuado, puede reírse un rato contemplando los patéticos esfuerzos de Ben Affleck por mostrar alguna clase de emoción cuando sus rasgos faciales ni siquiera estaban afilados por la edad. La inexpresividad nunca ha estado mejor expresada en el cine americano desde Victor Mature.

martes, 2 de septiembre de 2008

"Trapped Ashes", de Dante, Cunningham...


FICHA ARTÍSTICA:

Título Original: "Trapped Ashes"/ Dirección: Joe Dante, Ken Russell, Sean S. Cunningham, Monte Hellman y John Gaeta/ Guión: Dennis Bartok/ Producción: Dennis Bartok, Michael Frisley, Yoshifumi Hosoya y Yuko Toshikawa/ Fotografía: Zoran Popovic/ Montaje: Marcus Manton/ Música: Kenji Kawai/ Efectos Especiales: Robert Paller/ Reparto: Henry Gibson, Jayce Bartok, Lara Harris, Scott Lowell, Dick Miller, Michéle-Barbara Pelletier, John Saxon, Rachel Veltri, Richard Ian Cox, Yoshinori Hiruma, Amelia Cooke, Matreya Fedor, Luke MacFarlane, Deanna Milligan, Jerry Wasserman. USA-Japón-Canadá, 2006. Color. 104'

"Cenizas atrapadas". Un buen título para una película que no está mal del todo.

En estos tiempos en que los filmes de terror estructurados en episodios parecen exclusivamente limitados a la cinematografía oriental, en la que siguen siendo bastante habituales, resulta llamativo encontrar uno firmado por cineastas norteamericanos. Cineastas muy conocidos dentro del género, algunos de ellos. Eso sí, curiosamente la peli es una co-producción con Japón.

No se trata de una obra especialmente remarcable, pero sí posee la virtud de no desarrollar argumentos demasiado previsibles, sino que explora ideas dotadas de una cierta originalidad. En unos casos con más suerte que otros, como por otra parte suele ser habitual en este tipo de productos. Y con una indudable pátina de modernidad en las tramas.

El punto de partida sí es tópico. Una serie de personajes se reúnen en una estancia cerrada (en este caso unos peculiares estudios cinematográficos) de la que no pueden salir, a menos que no narren una historia de terror. Ahí recuerda bastante a "The Vault of Horrors". Pero con la particularidad de que no pueden ser historias ficticias, sino que realmente les tienen que haber sucedido.


Evidentemente, todo eso es sobre el papel, porque en realidad las licencias poéticas son grandes, puesto que en el fondo se trata de historias tan sobrenaturales y en algún caso surrealista que no dejan lugar a la duda. Eso sí, como argucia argumental no está del todo mal, sobretodo para dar algo de sentido a lo que sucede al final con los protagonistas.

Los episodios son diversos, pero con algún elemento común, como la presencia de elevadas dosis de sexo en varios de ellos. Tampoco se rehúyen aspectos gore, sobretodo en el primer relato. Dirigido por el inefable Ken Russell, por cierto, quien se reserva una hilarante aparición al final del mismo. Demostrando que sigue igual de ido de la pinza que siempre.

Así pues, en "Trapped Ashes" nos toparemos con demonios orientales, maldiciones, hermanos viscosos y sangrientos... y hasta con tetas vampiro. Algo que dudo que se le ocurra alguna vez a Anne Rice como variación sobre sus cansinas narraciones vampíricas.

En todo caso, además de la referida presencia de Ken Russell como detalle a tener en cuenta, también vemos alguna cara conocida, como la del entrañable John Saxon o el no menos "icónico" Dick Miller, que dan un cierto colorido al filme.


Lamentablemente, la película va de más a menos. Con lo que tras un arranque bastante prometedor (los episodios de Russell y Cunningham) la cosa empieza a flojear en el tercero de Monte Hellman y al final del cuarto de John Gaeta existe una indudable sensación de irregularidad. En este caso, la labor de Joe Dante es casi anecdótica, puesto que él es quien se encarga de firmar las secuencias de arranque y fin, junto a las que dan continuidad entre las historias.

lunes, 1 de septiembre de 2008

"Untraceable", de Gregory Hoblit


FICHA ARTÍSTICA:

Título Original: "Untraceable"/ Dirección: Gregory Hoblit/ Guión: Robert Fyvolent, Mark Brinker y Alison Burnett/ Producción: Andy Cohen, Steven Pearl y Tom Rosenberg/ Fotografía: Anastas M. Michos/ Montaje: David Rosenbloom/ Música: Christopher Young/ Diseño de Producción: Paul Eads/ Reparto: Diane Lane, Bill Burke, Colin Hanks, Joseph Cross, Mary Beth Hurt, Daniel Liu, Perla Haney-Jardine, Peter Lewis, Chris Cousins, Brynn Baron. USA, 2008. Color. 100'

Tras foguearse en el medio televisivo a lo largo y ancho de la década de los ochenta gracias a series como "Canción triste de Hill Street", Gregory Hoblit se destapó como un cineasta a tener en cuenta gracias a aquella habilísima y notable intriga judicial que era "Las dos caras de la verdad", que también sirvió para poner en el mapa cinematográfico la figura de Edward Norton.

Después de esa potente irrupción, Hoblit nos ha ido dando muestras de una indudable corrección a base de productos caracterizados por un tratamiento visual moderno y muy apegado al presente (también en cuanto a temáticas) casi siempre bordeando los terrenos del thriller y el suspense más o menos sofisticados, en obras como "Fallen", "Frequency" o "Fracture". Sin embargo, en ninguna de esas obras ha llegado a igualar la factura conseguida en "Las dos caras de la verdad".

"Untraceable" es su última película hasta el momento y mucho me temo que sigue más o menos los mismos parámetros de corrección, pero sin mayor trascendencia. Es otro filme con clarísima vocación comercial, que sigue explorando temas rabiosamente actuales (en este caso los delitos perpetrados a través de Internet) con un tono formal que continúa bebiendo de las fuentes del característico thriller de los noventa, aquejado de los habituales rasgos videocliperos y un guión cuya principal preocupación es epatar a toda costa, sirviéndose de los elementos narrativos coyunturales y reconocibles, más que de contar algo consistente y perdurable.

Diane Lane, siempre tan agradable de ver, (aunque en este caso en un papel que clarísimamente se le queda pequeño), interpreta a una agente del FBI perteneciente a la división de delitos informáticos. Desde su posición observará la aparición de un asesino en serie que a través de una página web "no rastreable" (de ahí el título de la peli) mostrará con todo detalle los asesinatos que él mismo comete, siguiendo una peculiar metodología. La agente se irá implicando hasta verse ella misma afectada directamente por las fechorías del criminal.


Pues sí, la enésima historia de asesinos "juguetones" que se entretienen montando sofisticados sistemas que desafíen a la policía. En este caso, abordando la actualísima fiebre de internet a la hora de aprovechar las posibilidades que la Red ofrece a fin de perpetrar cualquier clase de comportamiento delictivo. Un modo fácil de implicar a un espectador necesariamente identificado, al mismo tiempo que de un modo superficial se explota el morbo de las masas, dentro del propio mecanismo de suspense que la trama nos propone. Un suspense resuelto a base de tópico tras tópico. Poco más vamos a encontrar aquí. Cuando en una peli brilla más el diseño de producción que el guión o los actores, mal asunto. Y ése es un mal endémico del cine de Hoblit.

De cualquier modo, "Untraceable" no engaña a nadie. Es una película entretenida, que cumple su función y que no va más allá, porque tampoco lo pretende. Es cierto que, como en casi todos estos productos elaborados más o menos en serie, abusa de alguna que otra trampa, amén de los deus ex machina siempre recurrentes para que todo se desarrolle por los cauces previsibles, sin que nada falle.

Si uno se lo ha pasado bien con filmes como "Copycat", "El coleccionista de amantes", etc. no tendrá problemas para sacarle el mismo provecho a ésta. Por pedir, se podría haber exigido un mayor nivel de complejidad y elaboración en el guión, aunque sólo sea por haber sido escrito a seis manos. Al menos a fin de compensar el talento de Diane Lane, que se merece algo más que un papel rutinario en una película más rutinaria todavía. En cuanto a Hoblit, como no empiece a arriesgar un poquillo más, va a terminar de echar por tierra todo el crédito acumulado al principio de su carrera.