martes, 19 de mayo de 2009

"Extraños", de David Michael Hillman


FICHA ARTÍSTICA:

Título Original: "The Strangeness"/ Dirección: David Michael Hillman/ Guión: Chris Huntley y D.M. Hillman/ Producción: Mark Sawiki, C. Huntley y D.M. Hillman/ Fotografía: Stephen Greenfield y Kevin O'Brien/ Montaje: Andrew Rodney y D.M. Hillman/ Música: C. Huntley y D.M. Hillman/ Efectos Visuales: C. Huntley y M. Sawicki/ Reparto: Dan Lunham, Terri Berland, Rolf Theison, Keith Hurt, Mark Sawicki, Chris Huntley, Diane Borcyckowski, Robin Sortman, Arlene Bruchmann. USA, 1985. Color. 87'

Parece mentira lo que da de sí una década. Y es que los años ochenta son algo así como el pozo sin fondo del género de terror en el cine americano. Seguramente tiene mucho que ver el hecho de tratarse del género más popular entre la clientela de los vídeoclubs. Y si una década supuso la eclosión de esos establecimientos, fue precisamente ésa: los años ochenta.

Así que aquí tenemos la enésima muestra de producto concebido para el consumo de los fans más acérrimos. Uno de esos pequeños y olvidados filmes que hoy se ven con una mezcla entre ternura y perplejidad. Ternura por lo nostálgicos que son para muchos de nosotros, y perplejidad por comprobar hasta qué punto lo que entonces parecía atractivo y moderno, veintitantos años después nos parece el colmo de la ingenuidad y de lo "kitsch".

En "Extraños" encontramos una de esas historias pretendidamente claustrofóbicas, cuya acción transcurre en el interior de unas opresivas cuevas y en cuyas entrañas habita una repulsiva entidad con hambre atrasada y muchas ganas de jugar. Las víctimas propiciatorias, serán los miembros de una expedición compuesta por diferentes individuos, todos ellos prototípicos (el cachas, la maciza, el perverso...) las motivaciones de algunos de los cuales son más que discutibles. En cualquier caso, como el bicho no hace distinciones, intentará zampárselos a todos por igual.


Un monstruo tirando a cutre, con simpáticas reminiscencias "lovecraftianas", eso sí (aunque sólo sea por lo bulboso y tentacular) pero que, desde luego, no merece pasar a la historia de las criaturas definitivas, dentro del género. Casi lo mismo puede decirse de los intérpretes, mediocres y desconocidos todos ellos. En realidad, se trata de uno de esos productos hechos por un grupete de amigos que se reparten las diferentes tareas.

En todo caso, la película discurre a un ritmo ciertamente moroso. No hay intensidad de ninguna clase. Y especialmente el último tramo está dirigido de un modo torpe y deslavazado, sin diálogos ni hilazón dramática entre secuencias, mostrando un tono totalmente amateur, con los personajes corriendo de un lado para otro y la entidad fungosa moviéndose en "stop motion", cual criatura prehistórica de Harryhausen.

En definitiva, uno de esos subproductos tan sólo indicados para muy estudiosos del fantástico, o para muy nostálgicos de otras épocas. Que no teman enfrentarse a su pasado de adolescentes palomiteros capaces de disfrutar casi con cualquier cosa y hasta sientan cierto regocijo con ello (como un servidor). Por cierto, de David Michael Hillman, el director del filme (además de guionista, compositor, productor, montador...), nunca más se supo. Desde luego, como director, no demostró tener demasiado futuro. Para todo lo demás... tampoco.

viernes, 15 de mayo de 2009

"Ojos de cristal", de Eros Puglielli


FICHA ARTÍSTICA:

Título Original: "Occhi di Cristallo"/ Dirección: Eros Puglielli/ Guión: Gabriella Blasi, Luca Di Fulvio, Franco Ferrini y E. Puglielli/ Producción: Marco Chimenz, Giovanni Stabilini y Ricardo Tozzi/ Fotografía: Luca Coassin/ Montaje: Mauro Bonanni/ Música: Francesc Gener/ Efectos Visuales: Gaia Bussolati y Francesco Grisi/ Reparto: Luigi Lo Cascio, Lucía Jiménez, Desislava Tenekedjieva, Simón Andreu, José Ángel Egido, Eusebio Poncela, Carmelo Gómez, Yordan Spirov. Italia-España-Reino Unido-Bulgaria, 2004. Color. 107'

Hablar de "giallo contemporáneo" seguramente es algo que llama la atención a cualquier aficionado al terror transalpino. Lejos quedan ya los años dorados del movimiento, de ahí que resulte atractiva la idea de enfrentarte a una nueva muestra de ese peculiar subgénero, en pleno siglo veintiuno, pese a los aislados intentos por revivirlo en manos de los irreductibles Argento o Bava Jr, por citar un par de nombres aún en activo. Especialmente en unos momentos en que, al menos según lo que cuenta este último en una reciente y estupenda entrevista en el blog amigo "La Abadía de Berzano", el género a nivel popular en Italia no goza de excesiva aceptación.

Para mayor interés, "Ojos de cristal" reúne otra característica que la emparenta directísimamente con los giallos clásicos, como es una nutrida presencia de actores españoles, dentro del reparto. Entre ellos, auténticos "clásicos" de las co-producciones hispano-italianas, como Simón Andreu, o los más actuales Lucía Jiménez (que poco a poco se va convirtiendo en una asidua del género) o Carmelo Gómez.


Yendo a lo que interesa, esto es, el análisis del filme, si bien es cierto que su vocación de giallo es indudable, también resulta evidente el afán, por parte del joven Eros Puglielli, a la hora de acercarse al modelo contemporáneo de historias con psicópatas enigmáticos y desafiantes, tipo "Seven", "Saw" o "El silencio de los corderos". De ahí que, en el meollo de la trama, encontremos elementos muy característicos de esa clase de argumentos.

Por otro lado, el aspecto visual destaca (para bien o para mal) de un modo casi rabioso. Sin lugar a dudas, el esteticismo exacerbado es un rasgo de estilo esencial dentro del género, pero Puglielli lo lleva a unos límites que en algún momento llegan a hacerse casi irritantes. En ese sentido, también resulta bastante exagerada la caracterización de alguno de los personajes, como el del policía protagonista, innecesariamente "torturado" y pasado de rosca.

Con todo, la película tiene sus momentos. Especialmente su primer tercio, en que Puglielli consigue un buen nivel en cuanto a la atmósfera. Si bien es cierto que, progresivamente, el tono de la peli se va haciendo más cansino y forzadamente alargado, con exceso de ínfulas "arty". Del mismo modo, algún aspecto del guión (especialmente un auténtico socavón en el tramo final) o lo poco estimulante de la banda sonora, que en este tipo de filmes siempre fue importante y que aquí no brilla de un modo especial, hacen de "Ojos de cristal" una película ciertamente imperfecta.


Como contrapunto, además de un buen número de planos sugerentes, algún aspecto destacado, como el propio personaje de Simón Andreu o el de José Ángel Egido, actor siempre férreo y creíble, como policía rudo y "básico", pero sentimental y entrañable en el fondo, se dejan ver con indudable agrado.

Y es que, a título de ejercicio de giallo moderno, no puede hablarse de un resultado excelente, pero tampoco sería justo hablar de un intento fallido. Es una obra voluntariosa y con las suficientes dosis de interés como para llegar a agradar a los más devotos del género, especialmente cuando uno ya se sabe de memoria todas las clásicas de los Bava, Freda, Argento o Martino.