miércoles, 15 de junio de 2011
"Dream Home", de Pang Ho Cheung
FICHA ARTÍSTICA:
Título original: "Wai Dor Lei Ah Yut Ho"/ Dirección: Ho-Cheung Pang/ Guión: Kwok Cheung Tsang, Chi-Man Wan y Ho-Cheung Pang/ Producción: Andrew Ooi/ Fotografía: Nelson Yu Lik-wai/ Montaje: Wenders Li/ Música: Gabriele Roberto/ Diseño de Producción: Lim Chung Man/ Efectos Especiales: Yuen Fai Ng y Bart Wong/ Intérpretes: Josie Ho, Michelle Ye, Eason Chan, Norman Chu, Juno Mak, Lawrence Chou, Kwok Cheung Tsang, Hoi-Pang Lo, Hee Ching Paw. Hong Kong. 2010. Color, 96'.
-La Bruja Inmobiliaria-
No es demasiado habitual que el género de terror y el de denuncia social vayan cogidos de la mano. Sin embargo, he aquí una muestra de que en cine todo es posible. Y no sólo es posible, sino que el resultado puede llegar a ser brillante.
Durante los primeros minutos de "Dream Home", parece que nos hallamos ante una muestra más de cine de terror, variante asesinos (muy, muy sanguinarios) en serie. Pero a medida que Pang Ho Cheung, cineasta habitualmente dedicado a la comedia, nos va introduciendo en la vida de la protagonista, "mileurista" trabajadora de una gran corporación bancaria, a través de flashbacks que nos hacen comprender la situación en la que se encuentra y de dónde nace dicha situación, es fácil que nos demos cuenta de cuál es el telón de fondo de esta historia.
Un telón de fondo que no es otro que la actual crisis mundial, entendida como consecuencia, en gran medida, de la burbuja inmobiliaria de hace unos años. Algo que todos hemos vivido, si no en nuestras propias carnes, sí muy de cerca.
A partir de ahí, y sin renunciar en ningún momento a un tratamiento característico del cine de terror, no resulta difícil constatar que este filme posee bastante más enjundia de lo que aparenta. Con un tono de fábula descarnadamente hiperbólica, si se quiere, pero enjundia al fin y al cabo.
Además, Cheung consigue transmitir, de manera especial a través de la fotografía, muy centrada en retratar la urbe llena de altos edificios con una pátina entre melancólica y fantasmal, una sensación de opresión y angustia muy lograda. En ese sentido, los ramalazos gore (ciertamente brutales) no son el único recurso de que el cineasta de Hong Kong se sirve para llamar nuestra atención.
Valga decir que la película no pretende en ningún momento presentar una galería de personajes impecablemente construidos, ni mucho menos. De hecho, existe una tendencia acusada a la ridiculización de todos ellos, como forma de destacar la injusta arbitrariedad del entorno de la protagonista, interpretada de manera magnífica por Josie Ho, que obtuvo el premio a la mejor actriz en el último Sitges.
Ni siquiera se plantea de manera clara la necesidad de justificar los terribles actos del personaje, por parte del espectador. Es más una cuestión de sacudir conciencias y hacer ver hasta qué punto todos hemos sido un poco víctimas y un poco cómplices de todo esto.
Dicho lo cual, "Dream Home", además de ser, tal vez, el filme de terror oriental más brillante desde la coreana "Dos Hermanas" de Kim Ji Woon, es una magnífica muestra de cómo el cine de género puede presentar, detrás de una factura casi impecable, un trasfondo demoledor.
miércoles, 3 de marzo de 2010
"Gemidos en la oscuridad", de Danny Steinmann
FICHA ARTÍSTICA:
Título original: "The Unseen"/ Dirección: Danny Steinmann/ Guión: Michael L. Grace y D. Steinmann/ Producción: Anthony B. Unger/ Fotografía: Roberto A. Quezada/ Montaje: Jonathon Braun/ Música: Michael J. Lewis/ Diseño de Producción: Dena Roth/ Efectos Especiales: Harry Woolman/ Intérpretes: Barbara Bach, Sydney Lassick, Stephen Furst, Lelia Goldoni, Karen Lamm, Douglas Barr, Lois Young, Maida Severn. USA. 1980. Color, 91'.
La etiqueta de "american gothic" ha venido sirviendo durante los últimos años para situar temáticamente una serie de filmes e historias con unos esquemas y elementos muy reconocibles, pero que al mismo tiempo han (de algún modo) pervertido el sentido original de la expresión.
Y es que, si nos hemos de ir a la utilización del término en su modo literal, pocas veces encontraremos una oportunidad como con esta película.
Mientras habitualmente el llamado "gótico americano" casi parece limitarse a describir las tramas situadas en entornos rurales, con freaks deformes que se comportan de manera desequilibrada, etc. es decir, al modo de "La matanza de Texas", para hablar claramente, la verdadera naturaleza del estilo gótico en literatura (y en cine) no es tan clara en esos filmes. Mansiones sombrías con estancias ocultas, secretos del pasado, maldiciones que perviven de generación en generación, personajes que sufren y callan...
Sin embargo, Danny Steinmann sí hace aquí un uso adecuado de dicho término en esta malsana fábula de tres chicas que llegan a una casa invitadas por su simpático propietario (a falta de un alojamiento mejor) que vive con su esquiva y enfermiza esposa... y alguien (o algo) más oculto en los sótanos.
Una idea central indudablemente atractiva, que no es rabiosamente original, pero sí parece, de algún modo, integrar los elementos más clásicos del gótico dieciochesco y decimonónico a la América contemporánea.
Lástima que tras un primer tramo casi ejemplar, narrativamente hablando, a Steinmann se le vaya un poco el invento de las manos y especialmente el tercio final de la película acabe haciéndose realmente pesado y repetitivo.
En cualquier caso, ahí queda un intento simpático y no del todo desdeñable. A resaltar, más que la pertinente "cara bonita" del momento (por aquel entonces representada por Barbara Bach), la presencia del entrañable Sydney Lassick como turbio anfitrión de las infortunadas jóvenes.
Por lo demás, "Gemidos en la oscuridad" es una película que, sin ser brillante o memorable y no destacar por nada de manera especial, sí permite un visionado agradable y bastante recomendable para los seguidores de las historias de terror de Robert Bloch o Roald Dahl. Sobretodo hoy en día, cuando no son tantas las oportunidades de ver filmes que se inscriban en ese estilo de terror tan de mediados del siglo veinte.
martes, 2 de marzo de 2010
"Ticks", de Tony Randel
FICHA ARTÍSTICA:
Título original: "Infested"/ Dirección: Tony Randel/ Guión: Brent V. Friedman/ Producción: Brian Yuzna/ Fotografía: Steve Grass/ Montaje: Leslie Rosenthal/ Música: Daniel Licht y Christopher L. Stone/ Diseño de Producción: Anthony Tremblay/ Efectos Especiales: Doug Beswick/ Intérpretes: Rosalind Allen, Ami Dolenz, Seth Green, Virginya Keehne, Raoy Oriel, Alfonso Ribeiro, Peter Scolari, Dina Dayrit, Michael Medeiros, Barry Lynch, Clint Howard, Rance Howard, Timothy Landfield. USA. 1993. Color, 86'.
Aunque a veces pueda parecerlo, debe ser que no resulta tan difícil crear obras que aún dentro de una intencionalidad modesta, puedan llegar a cumplir de manera efectiva con las exigencias de los espectadores que sólo busquen algo entretenido y una narración lo suficientemente atractiva como para engancharse al sillón y limitarse a pasar un buen rato.
Pues algo tan obvio, en ocasiones se confunde o se enmascara detrás de subproductos que se nos quiere vender como "intrascendentes" o "faltos de pretensiones" y que al final son pura bazofia. Cuando lo cierto es que nadie ha dicho que "modestia" tenga por qué ser sinónimo de "ínfima calidad". Por suerte, aunque es lo más habitual, no siempre ocurre.
Y en ocasiones, aparecen obras como ésta "Ticks", dirigida al mercado doméstico, pero con todos los aditamentos oportunos para convertirla en un pasatiempo más que satisfactorio.
Con un espíritu muy de los ochenta, Tony Randel (autor de la también interesante primera secuela de "Hellraiser"), construye esta típica fábula de bichos mutantes que atacan a un colectivo. En este caso, los bichos son unas garrapatas ciertamente repulsivas y el colectivo un grupo de chavales de índole marginal que van a parar a un paraje natural (pero muy mal escogido, por lo que esconde) de manos de unos tutores muy bien intencionados pero tirando a torpes.
Garrapatas que mutan, se agigantan y se vuelven agresivas nada menos que por la acción descontrolada de unos fabricantes furtivos de drogas, que serán los primeros en sufrir las consecuencias.
El esquema narrativo es tópico y en ese sentido no cabe esperar nada nuevo. Pero, por contra, Randel hace un muy buen uso de los efectos especiales, demostrando una vez más que en ocasiones la imaginación y el talento sirven a las mil maravillas para ocultar o disimular las carencias presupuestarias. Lo cierto es que aquí el carácter "artesanal" de las criaturas da el pego muchísimo más que si estuvieran creadas digitalmente (algo que en la época de la película, 1993, ya empezaba a ser lo más habitual).
Igualmente, entre el reparto encontramos caras conocidas, como a un joven Seth Green antes de dar el salto a productos de mayor envergadura, o al inolvidable Carlton de "El Príncipe de Bel Air" (Alfonso Ribeiro). O también la siempre agradecida y carismática presencia de Clint Howard.
El caso es que todo en "Ticks" es tan bienintencionado y está hecho con un nivel tan evidente de "somos plenamente conscientes de nuestras limitaciones, pero queremos hacéroslo pasar bien", que a la postre lo que nos ofrece es una hora y media de evasión sin interrupciones, al viejo estilo. Lo cual es mucho más de lo que algunos (con muchas más estridencias) pueden decir. Que en tareas de producción aparezca el nombre de Brian Yuzna, ya dice mucho, en ese sentido.
sábado, 27 de febrero de 2010
"No miréis en el sótano", de S.F. Brownrigg
FICHA ARTÍSTICA:
Título original: "Don't Look in the Basement"/ Dirección: S.F. Brownrigg/ Guión: Tim Pope/ Producción: Walter L. Krusz y S.F. Brownrigg/ Fotografía: Robert B. Alcott/ Montaje: Jerry Caraway/ Música: Robert Farrar/ Dirección Artística: Linda Pendleton/ Efectos Especiales: Jack Bennett/ Intérpretes: Rosie Holotik, Bill McGhee, Jessie Lee Fulton, Robert Dracup, Harryette Warren, Michael Harvey, Jessie Kirby, Hugh Feagin, Betty Chandler, Camilla Carr, Gene Ross, Annabelle Weenick y Rhea MacAdams. USA. 1973. Color, 93'.
Película absolutamente curiosa, deliciosa y a descubrir.
Las historias de terror en manicomios siempre han tenido mucha tirada. Pero cuando uno se pone a rebuscar entre ellas, se da cuenta de que tampoco existe un número demasiado elevado de muestras realmente valiosas, cinematográficamente hablando. Pues bien, sin ningún género de duda, "No miréis en el sótano" tiene todos los ingredientes adecuados para convertirse en una de ellas.
Y eso a pesar de que ya tiene sus añitos. Pero la fuerza, la intensidad de sus imágenes y su poderío narrativo permanecen intactos.
El planteamiento es más o menos tópico. Una nueva enfermera llega a una institución mental y a través de ella, o a través de sus ojos, iremos conociendo a toda la "fauna" que habita el lugar. Pacientes y médicos que, en un momento dado, pueden ser perfectamente intercambiables, a la hora de inspirar temor o inquietud.
A pesar de ese aspecto tópico y previsible de la historia, así como del patente bajo nivel presupuestario, Brownrigg es capaz de conseguir una narración que en ningún momento deja de transmitir mal rollo. Los pacientes, por tal y como están construidos, así como por lo bien interpretados, resultan auténticamente temibles, muy creíbles. En cualquier momento puede suceder cualquier cosa, es algo que se masca desde el principio.
El guión, por cierto, lo firma Tim Pope, en su única experiencia en este sentido, ya que luego se dedicó a filmar numerosas películas musicales, videoclips, etc. de bandas y figuras de primerísimo nivel, como The Cure, Queen, David Bowie, Iggy Pop... además de la secuela de "The Crow".
Aunque la truculencia tan sólo asome en momentos muy determinados de "No miréis en el sótano", lo hace de un modo harto contundente, como debe ser. Y el clímax final, en especial, es de los que permanecen en la retina durante bastante tiempo. En ese sentido, el equilibrio entre el terror psicológico y el más directo y explícito resulta magnífico.
Y es curioso, porque no estamos ante una película diseñada con ínfulas o con pretensiones de cariz trascendental. Es más bien una obra concebida más bien como un "grand guignol" al estilo Curtis Harrington ("Qué le pasa a Helen?", "¿Qué sucedió con Tía Roo", "Ruby", etc.) Pero, en cambio, su efectividad a la hora de inspirar tensión resulta mucho más elevada que en otros casos más ambiciosos y a la postre mucho más fallidos. De nuevo, el terror de los años setenta. Sin concesiones a la galería. Si una película pretende ser enfermiza, lo es sin medias tintas.
El reparto merece una mención especial. Empezando por la guapísima protagonista, Rosie Holotik, dicho elenco está integrado por intérpretes muy desconocidos, pero sin embargo su trabajo es meritorio.
Es muy posible que el buen resultado que la película consigue esté logrado por el modo en que está planteada la narración. A pesar de que los niveles de tensión son crecientes, desde la primera secuencia hasta la última hay momentos inquietantes. De este modo, el comportamiento totalmente imprevisible de los locos hace que, aunque todo parezca encaminado al citado clímax final, el desarrollo sea igualmente interesante.
En definitiva, "No miréis en el sótano" es una de esas pequeñas piezas de bajo presupuesto, pero larguísimo alcance. De modo que aún, a día de hoy, puede ser disfrutada en todo su terrorífico y malsano esplendor.
viernes, 26 de febrero de 2010
"Llamada asesina", de Christian Niby II
FICHA ARTÍSTICA:
Título original: "A Whisper Kills"/ Dirección: Christian Niby II/ Guión: John Robert Bensink/ Producción: Hans Proppe/ Fotografía: Arch Bryant/ Montaje: David Solomon/ Música: Charles Bernstein/ Diseño de Producción: Tom Wells/ Intérpretes: Loni Anderson, Joe Penny, June Lockhart, James Sutorius, Jeremy Slate, Joe Lerer, Martin Ponch, Robert Parnell, Kristopher Logan, Joe Knowland, Bernie Hern, Franc Ross, Morgan Upton. USA. 1988. Color, 93'.
Volvemos a los telefilmes, con dos auténticos pesos pesados de este tipo de películas: Christian Niby II en la dirección y Loni Anderson como protagonista.
La Sra. de Burt Reynolds interpreta a una empresaria de los medios de comunicación que se convierte en la principal sospechosa de una serie de asesinatos a los que precede una llamada telefónica amenazante con voz de mujer.
También encontramos a Joe Penny, típico guaperas del momento que nunca llegó a nada especialmente destacado como intérprete y que aquí ejerce de "machote" contrapunto masculino a la recauchutadísima Anderson. Ni que decir tiene, uno de los puntos álgidos de la peli es el momento en que ambos se enrollan.
De cualquier forma, "Llamada asesina" es un telefilme clásico de los ochenta, previsible y rutinario, aún dentro de su corrección. No se echa demasiado en falta la sangre, sencillamente porque no es nada habitual verla en productos de estas características.
¿Suspense? Pues tampoco demasiado. Especialmente si tenemos en cuenta que aquello que se supone constituye el mayor punto de interés del guión, es decir, la identidad del asesino o asesina, no es nada difícil imaginarlo.
En todo caso, Niby II ya demostró en numerosos episodios dirigidos para la televisión de series como "Luz de luna" que se le dan bastante bien los retratos románticos más o menos maduros. En ese sentido, aquí hay un interés evidente en los dos personajes principales, sin descuidar a tres o cuatro secundarios aceptablemente bien construidos.
Así pues, contemplar esta película como un telefilme del montón supone la postura más adecuada a la hora de enfrentarse a ella. Si por el contrario lo que se busca es una historia dura, tensa y que provoque inquietud, esperar algo así aquí es como buscar gore en una novela de Antonio Gala.
jueves, 25 de febrero de 2010
"La noche del horror sangriento", de Joy N. Houck, Jr
FICHA ARTÍSTICA:
Título original: "Night of the Bloody Horror"/ Dirección: Joy N. Houck, Jr/ Guión: Robert A. Weaver y Joy N.H. Jr/ Producción: Joy N. Houck, Jr/ Fotografía: Robert A. Weaver/ Montaje: Robert A. Weaver/ Maquillaje: Philip St. Jon/ Intérpretes: Gerald McRaney, Gaye Yellen, Michael Anthony, Gerald C. Arnato, John Barber, The Bored, Lisa Dameron, Dalton Dedward, Jay Deffelloe, Sr., Farley Dennis, Mark Flemming, Philip Flemming, Steve Friedman, David Gelpi, Louis Grapes, Evelyn Hendricks. USA. 1969. Color, 78'.
Si la película tiene un título llamativo, el nombre del director no lo es menos. Un cineasta y actor ocasional casi siempre relacionado con el género terrorífico, pero sin que ninguna de sus obras haya obtenido nunca demasiado reconocimiento.
En realidad, si hay que describir ante qué tipo de filme nos hallamos, un nombre que nos puede servir muchísimo como referencia es el de Roger Corman. Pero no el Corman más académico de las adaptaciones sobre obras de Poe, sino el Corman más arriesgado y casi experimental. El de obras como "Un cubo de sangre".
No en vano, "La noche del horror sangriento" es una película eminentemente sesentera, con considerables influencias del ambiente psicodélico de aquel momento. Un ambiente que, en ocasiones, llegó a introducirse de lleno en el cine y que aquí destaca especialmente en un breve interludio musical (realmente potente) a cargo de una ignota banda llamada The Bored.
Houck, Jr. se sirve de una narración sincopada, llena de planos que se entrecortan y atropellan, con enfoques (y desenfoques) que le dan a la película una cadencia casi jazzística, aún dentro de lo que se pretende sea un ambiente básicamente alucinógeno.
Y ello es para desarrollar una trama con asesino psicópata que puede recordarnos muchísimo a "Psicosis", porque también encontramos a un protagonista inestable y dubitativo, dominado por la figura materna, que se relaciona de manera anormal con las chicas que va conociendo.
Otro de los aspectos que relacionan esta película con el cine de Corman es su innegable factura amateur. Con actores de escaso nivel, pobreza de escenarios y las clásicas carencias del cine más modesto.
Con todo, "La noche del horror sangriento" es una curiosidad apetecible para los estudiosos del cine de terror que gusten de indagar en él y descubrir de vez en cuando pequeñas piezas perdidas en el limbo que no acaban de tener ningún elemento o ingrediente que les permita haber formado parte del acerbo más o menos recurrente del género. Más como ejemplo coyuntural de una época que como verdadera muestra de cine perdurable.
miércoles, 24 de febrero de 2010
"Messengers 2", de Martin Barnewitz
FICHA ARTÍSTICA:
Título original: "Messengers 2: The Scarecrow"/ Dirección: Martin Barnewitz/ Guión: Todd Farmer/ Producción: Andrew Pfeffer/ Fotografía: Lorenzo Senatore/ Montaje: Matt Michael/ Música: Joseph LoDuca/ Diseño de Producción: Bobby Michaels/ Efectos Especiales: Ryan Spike Dauner/ Intérpretes: Norman Reedus, Heather Stephens, Claire Holt, Richard Riehle, Darcy Fowers, Matthew McNulty, Laurence Belcher, Vladimir Yossifov, Michael McCoy, Kalina Green, Erbi Ago. USA. 2009. Color, 90'.
¿Necesitaba la primera película de los Hermanos Pang en Estados Unidos una secuela? Pregunta irrelevante. Las secuelas se hacen, independientemente de lo necesarias que sean. Aunque sea para mandarlas directamente al mercado videográfico, como sucede en este caso.
Poca importancia tiene que la primera de la saga no fuese especialmente notable, o que tampoco arrastrase a las masas al cine. En lugar de arriesgarse a partir de cero y tratar de construir un filme que se valore por sí mismo, hay que aprovechar un título que ya esté en circulación.
En realidad, si el título fuese otro y nadie nos dijese que esto es una secuela (precuela, más propiamente) de "The Messengers", tampoco nos daríamos cuenta, lo cual no deja de resultar paradójico, teniendo en cuenta que el guionista es el mismo. Pues bien, ni siquiera él se sirve del filme anterior para elaborar un guión mínimamente bien relacionado.
Y es que "Messengers 2" pasa por ser básicamente otra de esas tramas de horror rural, que ni siquiera es original a la hora de situar la narración en pleno campo de maíz (ahí está la célebre saga iniciada por el relato de Stephen King, su primera adaptación y luego toda la serie). Tampoco en el desarrollo del argumento, que nos podría recordar a cien mil argumentos similares.
La cosa va de: llegar una familia a una casa de campo para empezar una nueva vida, colocar a un espantapájaros en el maizal, empezar a suceder cosas extrañas y la familia que se rompe a causa de los acontecimientos y del aparente hechizo o subyugamiento que sufre el padre propiciado por una influencia maligna, aspecto que lo sitúa en contra de su esposa e hijos.
A diferencia de la peli de los Pang, en que los hechos acaecían principalmente en el interior de la casa, aquí casi todo ocurre en el exterior, a cielo abierto. El danés Martin Barnewitz se sirve de toda la iconografía habitual en estos casos (maíz, espantapájaros, cielos amenazantes...) para conseguir cierta atmósfera de terror y contarnos, con la ayuda de un reparto que, sin ser para tirar cohetes, sí está bastante apañadito (Norman Reedus, Heather Stephens...) esta historia de limitado alcance.
Un alcance limitado, por cuanto no va más allá que cualquier otro pasatiempo de similares características y por cuanto cumple fehacientemente con el infalible axioma de que las secuelas no suelen estar a la altura de las primeras películas. Con el agravante (que tampoco es nuevo) de que, en este caso, la original tampoco era nada del otro jueves.
martes, 23 de febrero de 2010
"Paranoia", de Larry Brand
FICHA ARTÍSTICA:
Título original: "Paranoia"/ Dirección y Guión: Larry Brand/ Producción: Eli Kabillio/ Fotografía: Richard Dallett/ Montaje: Tom McCardle/ Música: Martin Trum/ Diseño de Producción: Jeffrey Rathaus/ Intérpretes: Brigitte Bako, Larry Drake, Sally Kirkland, Robert Floyd, Stephen Gevedon, Scott Valentine, Marty McDonough, Mary Jane Wells, Jacques Sandulescu, Emanuel Yarbrough, Bernadette Quigley, Irma St. Paule, Seth Copans. USA. 1998. Color, 86'.
Las historias de psicópatas que acosan a las chicas son ya un clásico, dentro del cine de suspense y terror. Especialmente en la década de los setenta vivieron su mejor momento, gracias a filmes como "Alguien me espía" de John Carpenter o, ya más en el ámbito del slasher puro y duro, "Llama un extraño". Aunque uno de los primeros títulos que nos vienen a la cabeza es "Las tres caras del miedo" de Mario Bava (en concreto, su primer segmento).
El caso es que ahora mismo lo más habitual es encontrar ya a las chicas plantando cara a sus potenciales asesinos. La figura de la fémina asustada e impotente parece por un lado algo pasado de moda, además de políticamente incorrecto, por otro. Sin embargo, el polifacético (actor, guionista, director, productor...) Larry Brand no parecía pensar lo mismo cuando se decidió a dirigir esta película en pleno 1998. Antes de ayer, como quien dice.
El punto de partida es más o menos tópico: asesino múltiple que cumple su condena y sale de la cárcel dispuesto a acabar con la única testigo que quedó viva de su mayor "hazaña criminal". El desarrollo no lo es menos: chica asustada que trata de escapar al acoso del psicópata refugiándose en lugares remotos y pidiendo ayuda a algún amigo policía. El desenlace... bueno, tampoco vale la pena contarlo todo.
La protagonista es Brigitte Bako y el psicópata es ese intérprete del que también hablábamos con motivo de la reseña de "Dark Asylum" y que seguramente algún día veremos cómo un director le "descubre" y le coloca en algún papel susceptible de situarle en primer plano, en lugar de tener que verle siempre relegado a subproductos como éste: Larry Drake. Al menos, es lo que este infravaloradísimo actor merecería.
De todos modos, poco más ofrece "Paranoia". Con una factura más de telefilme de sobremesa que otra cosa, la película de Brand discurre por todos los terrenos y lugares comunes imaginables. Ni siquiera hay un suspense con un mínimo de consistencia y por contra sí hay un par de secuencias directamente risibles, como la del criminal comprándose un cuchillo de cocina ante la "aterrorizada" mirada de la dependienta.
Así pues, nada nuevo bajo el sol. Y encima, sin el encanto de lo genuino. Claro que tampoco cabe esperar mucho más de un cineasta cuya contribución más "sonada" al séptimo arte pasa por ser el guión de "Halloween: Resurrection", además de un puñado de filmes de temáticas muy similares a "Paranoia" y de parecida mediocridad.
lunes, 22 de febrero de 2010
"End of the Line", de Maurice Devereaux
FICHA ARTÍSTICA:
Título original: "End of the Line"/ Dirección y Guión: Maurice Devereaux/ Producción: Adrien Morot y M. Devereaux/ Fotografía: Denis Noel-Mostert/ Montaje: M. Devereaux/ Música: Martin Gauthier/ Diseño de Producción: Jean-Philippe Hebert/ Intérpretes: Ilona Elkin, Nicolas Wright, Neil Napier, Emily Shelton, Tim Rozon, Nina Fillis, Joan McBride, Danny Blanco, John Vamvas, Robin Wilcock, Kent McQuaid, Robert Vézina, David Schaap. Canadá. 2007. Color, 90'.
Si en el cine de terror un aspecto es fundamental a la hora de introducir al espectador en un estado anímico determinado, ése es el escenario. El lugar donde los acontecimientos van a tener lugar. Eso lo sabían muy bien los góticos. De ahí que los castillos, mansiones o casas encantadas fuesen escenarios habituales a la hora de situar la acción.
Con el paso de los años, los creadores han seguido imaginando posibles entornos proclives a la tensión y que, de alguna forma, añadiesen a la trama un elemento más de interés. De este modo, las carreteras desérticas, los campus de las universidades, etc. se han ido añadiendo a la colección de los escenarios recurrentes del género.
Y si nos situamos en las grandes ciudades, ¿qué lugar más sugerente (y no demasiado explotado aún) podemos encontrar que el Metro? Especialmente a según qué horas y en determinadas circunstancias.
Eso es lo que hace en este filme canadiense Maurice Devereaux para situar su particular odisea terrorífica. Una odisea que sufrirán algunos ocupantes de un convoy metropolitano a la hora de enfrentarse (huir más bien) de un grupo de sectarios asesinos que andan sueltos y se dedican a "convertir" a todo lo que se mueve. A convertirlos en fiambre, básicamente.
La protagonista se verá metida de lleno en esa pesadilla, sumándose a las premoniciones y visiones de horror que la joven viene arrastrando últimamente. Y lo hará en compañía de varios personajes (más o menos prototípicos y esquemáticos) mientras todos ellos tratan de escapar de sus sanguinarios perseguidores recorriendo las interioridades de ese paisaje suburbano y opresivo.
Seguramente lo más destacable de "End of the Line" es su ritmo vertiginoso y su truculencia. Devereaux no escatima violencia y horror explícito. Bajo un esquema que bien podría asemejarse a las tramas de zombies o infectados (en este caso, las criaturas sedientas de sangre son religiosos histéricos, como ha quedado dicho), la película transita por los terrenos narrativos más o menos actuales, sin rehuir sustos gratuitos y un guión que en los primeros momentos da la sensación de estar bastante más elaborado de lo que resulta ser a la postre.
Dicho guión, por cierto, nos reserva una pequeña sorpresa final que no conviene desvelar y que si no contribuye a que la sensación global del filme sea más positiva (nos hallamos ante una obra correctita, sin más), sí por lo menos deja un cierto regusto agradable.
En todo caso, "End of the Line" es un producto muy del momento, con todo lo bueno y lo malo que tiene dicha expresión. Por lo menos no es un remake ni una secuela, aunque en todo momento nos recuerde a muchas otras cosas, a pesar del esfuerzo por evidenciar cierta originalidad. No recomendable para fundamentalistas religiosos, ni para embarazadas con claustrofobia.
domingo, 21 de febrero de 2010
"Shakma", de Tom Logan y Hugh Parks
FICHA ARTÍSTICA:
Título original: "Shakma"/ Dirección: Tom Logan y Hugh Parks/ Guión: Roger Engle/ Producción: Hugh Parks/ Fotografía: Andrew Bieber/ Montaje: Mike Palma/ Música: David C. Williams/ Dirección Artística: Edward Bennett/ Efectos Especiales: David Goodell/ Intérpretes: Christopher Atkins, Amanda Wyss, Roody McDowall, Rob Edward Morris, Tre Laughlin, Greg Flowers, Ann Kymberlie, Donna Jarrett. USA. 1990. Color, 101'.
Pues parece que la cosa sigue yendo de animales peludos. En este caso, no estamos ante un humano convirtiéndose en "algo" sino a un mono con muy mala baba. No son muchas las historias de terror en cine protagonizadas por monos (dejando de lado al primate cinematográfico por excelencia, "King Kong", evidentemente), aunque algo anterior a ésta que nos ocupa hoy recordamos "Atracción diabólica" de George A. Romero.
En "Shakma", la presencia del bicho todavía impone más. Y tal vez en esa cierta originalidad del planteamiento, amén de alguna que otra presencia como la del nunca bien ponderado Roddy McDowall es donde residen los mayores reclamos de este filme dirigido a cuatro manos por dos cineastas poco relevantes.
En cualquier caso, una vez establecido el punto de partida y el escenario de la película (escenario del cual no nos moveremos en ningún momento) sólo queda por ver las evoluciones del "mono loco" pululando por los pasillos y las habitaciones, acabando con los incautos frikis (McDowall ejerce de Master) que pasan el rato jugando a rol.
Y bien, no se puede negar que el filme es efectivo. Porque la simplicidad del planteamiento está muy bien aprovechada a la hora de mostrar lo que (al fin y al cabo) el espectador está deseando ver. En ese sentido, la truculencia es generosa y la narración no da lugar al aburrimiento, a pesar de lo repetitivo de las situaciones.
Además, si ya de por sí resulta agradable ver al gran McDowall, amén de al bicho furioso dando saltos y arrasando con todo, por el mismo "precio" tenemos la oportunidad de contemplar el impagable careto de susto del otrora ídolo adolescente femenino Christopher Atkins ("El lago azul"), realmente poco más se puede pedir.
Es más, contemplada con una cierta perspectiva, "Shakma", a pesar de ser relativamente reciente, casi se puede considerar como precursora a la hora de narrar una trama terrorífica con estructura de videojuego. Y desde luego, bastante más entretenida que muchas de las que, años después, adoptaron semejantes esquemas y que a día de hoy nos siguen inundando las pantallas con muchos más efectos especiales y considerablemente menos encanto.
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