sábado, 7 de junio de 2008

"Alguien detrás de la puerta", de Nicolas Gessner


FICHA ARTÍSTICA:

Título Original: "Quelqu'un Derrière la Porte"/ Dirección: Nicolas Gessner/ Guión: Marc Behm y N. Gessner/ Producción: Raymond Danon/ Fotografía: Pierre Lhomme/ Música: Georges Garvarentz/ Montaje: Victoria Mercanton/ Reparto: Charles Bronson, Anthony Perkins, Jill Ireland, Henri Garcin, Adriano Magistretti, Agathe Nathanson, Viviane Everly, André Penvern, Denise Péronne, Isabelle Del Rio, Silvana Blasi. Francia. 1971. COLOR, 90'

La filmografía de Charles Bronson está inevitablemente asociada a su personaje de Paul Kersey y en general, a la serie de filmes que interpretó como justiciero urbano. Dejando aparte otras apariciones famosas como su inolvidable presencia en "Hasta que llegó su hora" de Sergio Leone, en realidad tiene alguna que otra producción cuanto menos interesante. Y ésta es una de ellas.

Dirigida por Nicolas Gessner a principios de los años setenta y co-escrita junto al propio director por el guionista y novelista Marc Behm, autor de notables obras como "La doncella de hielo" o "La mirada del observador" (novela sobre la que Stephan Elliott filmó esa semidesconocida e infravalorada joya que es "Ojos que te acechan"), Bronson secundado asimismo por dos presencias importantes, como son las de su esposa Jill Ireland y Anthony Perkins, interpreta a un hombre amnésico que es recogido y alojado en su casa por un médico (Perkins) con intenciones poco claras. A partir de esa situación, se desarrollará una interesante intriga psicológica entre ambos personajes.

Con una apariencia similar a la de filmes como "La huella" (pese a que la de Mankiewicz es algo posterior) o la también excelente "Una pura formalidad" de Giuseppe Tornatore, "Alguien detrás de la puerta" presenta unas formas pseudoteatrales. Con pocos personajes, apenas un par de escenarios y toda la intensidad narrativa apoyada en los dos intérpretes principales, intercambiando en cierto modo sus papeles de víctima y dominador de forma continuada.


Es curioso sobretodo ver a Bronson encarnando a un tipo vulnerable. Acostumbrados, como estamos, a sus interpretaciones hieráticas y duras, aquí por el contrario se muestra en muchos momentos desorientado y sobrepasado por la situación. Aunque sólo sea por eso, el filme presenta interés. En todo caso, se trata de una película más que correcta y entretenida, aún sin llegar a un nivel notable. Cumple con la función de mantener al espectador pendiente del desarrollo de la intriga, gracias a una solvente dirección por parte de Gessner.

Eso sí, en algunos momentos se hace necesaria una cierta suspensión de la credibilidad, a la hora de entrar de lleno en el juego que nos propone. Y es que da la sensación de que el transcurso de los acontecimientos en algunos momentos resulta algo caprichoso, a fin de encajar en los esquemas del plan urdido por uno de los personajes (que no conviene revelar aquí).

Dejando de lado esas pequeñas cuestiones relativas a la verosimilitud, que por otro lado, casi son seña distintiva de este tipo de historias, por supuesto destaca la presencia de Anthony Perkins. Ya bastante lejos en el tiempo el papel que le marcaría para siempre y le haría entrar con letras doradas en la historia del séptimo arte, a lo largo de la década de los sesenta había participado en numerosas producciones europeas (la que hoy nos ocupa es francesa, de hecho). Y en ella no presenta esos rasgos típicos de cierto histrionismo que parecen irremisiblemente asociados a su figura. Por el contrario, aquí se muestra bastante contenido, lo cual seguramente provoca que su interpretación pueda parecer en exceso fría y hasta indolente.

En ese sentido, seguramente es ahí donde más tendría que perder el filme, si lo comparamos con la mencionada referencia de Mankiewicz: en el aspecto interpretativo. Por lo visto, al intérprete neoyorquino le resultaba difícil encontrar el equilibrio entre expresividad y contención. Y en cuanto a Bronson, pues lo dicho, a pesar de que verle en un papel así resulta curioso, tampoco era un actor con demasiados registros.

Por tanto, entretenida película para todo aquel que guste de los thrillers psicológicos, aún sin ser una de las muestras más destacadas o imperecederas del género. Pero sí posee los suficientes elementos como para hacerla digna y atractiva de ver.

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