lunes, 21 de diciembre de 2009

"En la tiniebla", de Craig Rosenberg


FICHA ARTÍSTICA:

Título Original: "Half Light"/Director y Guión: Craig Rosenberg / Productores: Simon Francks, Andreas Grosch, Zygi Kamasa y Steve Samuels/ Fotografía: Ashley Rowe / Música: Brett Rosenberg / Diseño de producción: Don Taylor / Dirección artística: Nick Palmer / Maquillaje: Erin Ayanian / Efectos especiales: Terry Palmer, Nigel Wilkinson / Efectos visuales: John Swinnerton / Reparto: Demi Moore, Hans Matheson, James Cosmo, Beans El-Balawi, Henry Ian Cusick, Therese Bradley, Joanna Hole, Kate Isitt/ Reino Unido. Alemania. Color. 2005. 110'.

Hacía tiempo que no veíamos a Demi Moore en un papel protagonista. Su retorno viene de la mano de una película donde el personaje que interpreta es el centro absoluto de la acción. Una historia de intriga con tintes dramáticos firmada por el casi debutante Craig Rosenberg, quien también se hace cargo del guión.

Ya desde el primer momento nos queda claro que no se trata de un filme revolucionario en ningún sentido. Y es que, a medida que empiezan a suceder cosas, al espectador no le resulta difícil anticiparse a la acción. Moore interpreta a una escritora de éxito, que a raíz de una desgracia familiar decide poner tierra por medio con su entorno habitual y desplazarse a un lugar solitario y distinto, donde retomar las riendas de su vida y recuperar su inspiración literaria. A partir de ahí, empezarán a suceder cosas que, desde luego, no van a contribuir precisamente a que la pobre mujer se reencuentre con la estabilidad emocional perdida.

Como vemos, el esquema no puede ser más clásico. Lamentablemente, Rosenberg se muestra incapaz de sacarle ningún partido, más allá de una continua sucesión de acontecimientos previsibles, que harán de la intriga planteada un compendio de tópicos de lo más rutinario, hasta llegar a una resolución no menos trivial y esperada. Y el caso es que el escenario del que se sirve para situar la acción resulta lo suficientemente atractivo como para sacarle muchísimo más rendimiento. Por desgracia, la factura de la película es de lo más parecido a la de los telefilmes de sobremesa estadounidenses. Un puro entretenimiento hueco.

La trama ciertamente pretende seguir la senda de los clásicos cuentos de fantasmas británicos, rehuyendo la truculencia y tratando de centrarlo todo en una atmósfera en progresivo enrarecimiento. Al final, se queda en una declaración de intenciones que no termina de despegar, ni mucho menos de prender en el ánimo del espectador.


Tampoco ayuda la presencia de un elenco de actores decididamente mediocres, encabezados por la propia Demi Moore, que aunque como todos sabemos no es precisamente una Susan Sarandon, sí ha demostrado en algún momento de su carrera atesorar más virtudes artísticas que las que aquí nos enseña. Y en un caso como éste, donde su personaje precisa de una complicidad total con el público, todavía se hace más patente esa incapacidad, o tal vez desinterés, a juzgar por lo poco que transmite. Si pensaba reflotar su estatus de estrella rutilante en el panorama hollywoodiense, Moore lo llevaba bastante crudo. Así fue. La peli no tuvo ninguna repercusión.

Dentro de "En la tiniebla" encontramos elementos de novela rosa, que se cruzan con otros fantásticos, pero en ningún caso acaban de mezclar bien. Quizá un guión menos anquilosado y menos esclavo de un esquema rígido hubiese dotado al filme de una mayor frescura. Resulta difícil encontrar estímulos que sobresalgan de la mediocridad en esta historia, que ya nos han contado muchísimas veces, con apenas variaciones. Para entendernos: no es lo mismo que alguien sin el más mínimo talento literario, pongamos una Danielle Steele, conciba una obra con los mismos elementos que ésta, a que lo haga una Daphne Du Maurier o una Edith Wharton. Los resultados son diametralmente opuestos. Es lo que ocurre con esta película. Es posible que las intenciones de Rosenberg sean buenas, pero el resultado no pasa de mediocre, merced a una dirección plana e incluso torpe en los pasajes de mayor tensión dramática.

Antes se ha comentado lo atractivo del escenario en que se sitúa la acción. Se trata de las costas de Gales, un ambiente de lo más pintoresco y lleno de encanto. Al mismo tiempo, a largo de la trama, se insinúa en algún momento el asomo de la mitología celta, insinuación que finalmente se queda en una canción que escucha uno de los personajes y no va más allá. Bastante triste. Se trata de uno de esos casos donde los artífices del filme parecen empeñados en que el espectador se empape de referencias con la intención de darle una mayor entidad a lo que se está contando.

Pero claro, una cosa son las referencias que se quedan muy por encima, en la superficie, y otra muy distinta penetrar de lleno en ellas. Del mismo modo resulta paradójico, por lo atrevido, que Craig Rosenberg manifestase durante la promoción de la película, que pretendía recuperar el tono de grandes obras del pasado como "La semilla del diablo" o "Amenaza en la sombra". Una vez visto el filme, ni qué decir tiene que cualquier intento de comparación resulta cuanto menos risible.


Si se pretende asistir al visionado de "En la tiniebla" buscando encontrar calidad, no vale la pena perder el tiempo. Por el contrario, quien busque pasar un rato de entretenimiento "telefílmico" tal vez encuentre aquí un pasatiempo tan válido como mirar escaparates o sentarse en una terraza a tomar una cerveza. Al fin y al cabo, es el tipo de película que, una vez termina, deja el mismo recuerdo que cualquiera de esas actividades.

1 comentario:

Angie Vázquez dijo...

Ayer la vi y sí me pareció muy predecible... Lo que me dejó fascinada fue el escenario, y es lo que me dejó huella de la película, por eso ahora andaba buscando más datos sobre la misma y di con tu blog.

Saludos!