jueves, 31 de diciembre de 2009

"La mujer de negro", de Herbert Wise


FICHA ARTÍSTICA:

Director: Herbert Wise/ Producción: Chris Burt/ Guión: Nigel Kneale, sobre una novela de Susan Hill/ Música: Rachel Portman/ Diseño de Producción: Jon Bunker/ Dirección Artística: John Ralph/ Maquillaje: Connie Reeve/ Reparto: Adrian Rawlins, Bernard Hepton, David Daker, Pauline Moran, David Ryall, Clare Holman, John Cater, John-Franklyn Robbins, Fiona Walker, William Simons, Robin Weaver, Caroline John, Joseph Upton. Inglaterra. 1989. Color. 100'

¡Alehop! Volvemos a saltar al Viejo Continente. El tal Herbert Wise no tiene nada que ver con el gran Robert Wise. Para empezar, es austríaco. Para continuar, desarrolló casi toda su carrera dentro del medio televisivo. Eso sí, hay algo que les une. Y es el haber frecuentado el género fantástico y más propiamente el haber dirigido buenas historias de fantasmas.

Si de Robert Wise han quedado para la historia obras tan magistrales como "The Haunting", "El ladrón de cadáveres", etc. no cabe duda de que, aunque sea a un nivel infinitamente más modesto, esta "La mujer de negro" también debería permitir al otro Wise ocupar un pequeño lugar en nuestra memoria. Y es que se trata de una obra más que reivindicable.

Hecha para la televisión, eso sí. Pero claro, si hablamos de la televisión británica, la de "Arriba y abajo", "Retorno a Brideshead", etc, etc. estamos hablando de calidad.


"La mujer de negro" es una de esas historias con todos y cada uno de los ingredientes de las clásicas e inmortales "ghost stories" que los propios británicos supieron contar mejor que nadie. Ahí quedan nombres como los de Edith Warton, Shirley Jackson, etc. Curiosamente, también ésta parte de una obra escrita con trazo femenino: el de Susan Hill.

Un joven abogado que necesita urgentemente progresar en su profesión es requerido para encargarse de los detalles relativos a la muerte de una mujer, así como todo el papeleo subsiguiente. Por ello, se desplazará a una pequeña población costera típicamente británica, en la cual se topará con la actitud cerrada y esquiva de los habitantes, así como con una presencia femenina decididamente ominosa (la que da título al relato, obviamente) que se irá introduciendo de manera progresiva y diabólica en la vida del infeliz, mientras éste intenta sacar en claro qué hay tras dicha aparición.

Como vemos, la trama no puede ser más tópica. Pero claro, si uno es devoto del cuento de fantasmas de toda la vida, esos son una clase de tópicos que se disfrutan de principio a fin. Si además la narración se nos presenta (como aquí) de una forma impecable, tomándose el tiempo justo y necesario para no precipitarse ni tampoco hacerse pesada; magníficamente ambientada, con actores fiables y más que correctos y con una puesta en escena eminentemente televisiva, pero llena de encanto dentro de su academicismo... poco más se puede añadir. Y, desde luego, pocas pegas pueden sacársele. Pero es que, por si todo eso fuera poco, ¡además asusta!


Si la vocación de "La mujer de negro" fuese la de convertirse en una obra imperecedera y destinada a sentar cátedra dentro del cine de terror, es evidente que quedaría muy lejos de ahí. Pero como no es eso lo que pretende en ningún momento, pues no hay mayor problema.

Así pues, se trata únicamente de sentarse cómodamente en la butaca, apagar las luces y dejarse llevar por el ambiente fantasmagórico que Herbert Wise nos propone, con el mismo deleite con el que nos sumergimos en cualquier cuento de M.R. James, F. Benson o Sheridan LeFanu.

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