domingo, 1 de junio de 2008
"Cypher", de Vincenzo Natali
FICHA ARTÍSTICA:
Título Original: "Cypher"/ Dirección: Vincenzo Natali/ Guión: Brian King/ Producción: Shebnem Askin y E.K. Gaylord II/ Fotografía: Derek Rogers/ Música: Michael Andrews/ Montaje: Bert Kish/ Efectos especiales: Brock Jolliffe/ Reparto: Jeremy Northam, Lucy Liu, Nigel Bennett, Timothy Webber, David Hewlett, Kari Matchett, Kristina Nicoll, Joseph Scoren, Stephen Brown, Arnold Pinnock, Jocelyn Snowdon, Boyd Banks. USA. 2002. COLOR, 91'
A veces le asaltan a uno las diatribas más tontas. Por ejemplo, ¿cómo juzgar o analizar fríamente la obra de un cineasta que te cae gordo? Y no es que el Sr. Natali me haya hecho nada como para haberle cogido manía, pero no puedo evitar sentir cierto rechazo hacia su figura de cineasta a partir de películas tan (a mi juicio) sobrevaloradas como "Cube". Filme que, me parece, posee una innegable originalidad, pero por contra está repleto de trampas y de "deus ex machina" a mansalva, con lo que nunca he sido capaz de disfrutar con él. Y mucho menos de ver esa "obra maestra" que muchos pretenden.
Poco más o menos la misma sensación me ha quedado con "Cypher". Una obra bastante bien considerada en términos generales, pero que me ha dejado el mismo poso de impostura y de artefacto hueco. Máxime cuando leo o escucho las referencias que se le atribuyen.
Vamos a ver. No tengo nada en contra de las películas de índole fantástica que únicamente pretenden distraer y captar la atención del espectador a base de justificados y/o aceptables golpes de efecto. Pero es que da la sensación de que Natali vive por y para plantarle a la gente un petardo de feria en cada esquina, en forma de pirueta argumental. Y claro, los dos o tres primeros sobresaltos te los llevas. Pero llega un momento en que terminas cansándote, por lo gratuito y previsible que se vuelve todo.
Eso es lo que pasa tanto con "Cube" como con "Cypher". Que tras un planteamiento aceptablemente original y atractivo, te arrastran como a un monigote, sin darte la oportunidad de implicarte en la historia a ningún nivel, porque parecen estar diciéndote: "Hey, ni se te ocurra pensar que eres tan listo como el guionista, porque siempre va a ir tres pasos por delante tuyo, sin importar las trampas que utilice para ello".
En el caso de la que nos ocupa hoy, Jeremy Northam interpreta a un individuo que es "captado" por una gran corporación para que ejerza de espía de otras compañías. Sin embargo, enseguida se advierte que tras esa misión hay intenciones poco claras, con lo que el personaje se ve metido en una vertiginosa trama de contraespionaje y peligros de diversa índole. Todo ello revestido de un tono semi-futurista, con una atmósfera fría y elegante, rica en elementos arquitectónicos y en geometrías llamativas (¿herencia de "Cube"?).
A partir de esa trama, como comentaba, Natali se empeña en jugar al despiste. Parece aterrado por la posibilidad de que el espectador consiga adivinar los trucos que esconde su artificio, de ahí que de manera tan caprichosa como cansina, introduzca una y otra vez nuevos giros que provocan que su personaje principal se convierta en una pieza más de un juego de muñecas rusas, sin saber si dentro suyo hay otro Jeremy Northam más pequeño, o no.
Para colmo, ese revestimiento de filme pretencioso, con influencias que van de Philip K. Dick o Palahniuk a John Le Carré, pasando por tratamientos visuales a lo "Matrix". Y bueno, aspectos como el de la alienación del hombre moderno estaban mucho más y mejor recogidos en diez minutos de "El Club de la Lucha" que en siete "cyphers" juntas. Con todo, no estoy diciendo que en esta peli no haya nada salvable. Los primeros veinte o treinta minutos son interesantes. Hasta que empieza el desfile de giros. Asimismo, la banda sonora no está del todo mal. Acerca de las interpretaciones, Northam es un actor que pocas veces me convence del todo (y ésta no es una excepción) y Lucy Liu se limita a desplegar su exótica presencia, puesto que tampoco su personaje exige mucho más.
Es de imaginar que a partir del éxito de "Cube", al director de Detroit se le subieron terriblemente los humos y se creyó con capacidad como para elaborar una intriga futurista de espías como ésta y convertirla en un clásico instantáneo. Pero por lo que a mí respecta, la verdadera dimensión de cineasta de Natali se advierte a la perfección en su sonrojante episodio del filme colectivo "Paris Je T'Aime", con aquel Elijah Wood transformado en vampiro. Episodio que presenta la misma pretenciosa y risible apariencia que cualquier anuncio de colonia cara y, por extensión, que "Cypher".
Una sofisticación de pacotilla, la de este artefacto. Sofisticación de pacotilla que llega a su punto de máxima expresión con un (pretendidamente) diabólico giro final (el enésimo de la función) que, lo siento en el alma Don Vincenzo, se ve venir desde muy lejos. Mire usted por dónde, se ha pasado usted hora y media introduciendo trampa tras trampa con la intención de dejarnos a todos boquiabiertos, para que al final, a su juego de manos maestro, se le vea el truco desde las últimas filas de la platea.
Como coda final, resumo diciendo que "Cypher" no es un producto enteramente fallido. Es una aceptable obra de intriga, con algún elemento visual atractivo (todos ajenos, en cualquier caso) pero en modo alguno una película notable. Como siempre, la nota final viene dada por el equilibrio entre pretensiones y resultado.
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2 comentarios:
Encuentro cuanto menos curioso que un seguidor a ultranza del giallo italiano se irrite tanto con las trampas narrativas del amigo Natali, pero bueno, cada uno somos de nuestro padre y de nuestra madre, y estos temas de opinión son muy personales.
Bien, es una observación que tiene mucha lógica, por tu parte.
Es difícil de explicar. Por un lado a Natali lo tengo atravesado desde que apareció con "Cube", una película que para mí no pasa de curiosa y que sin embargo casi todo el mundo pone por las nubes. A partir de ahí, es cierto que cualquier giallo está repleto de trampas, pero siempre he visto ese tipo de pelis con otros ojos. Mientras los Bava, Argento, etc. jugaban con la complicidad del espectador, bajo mi punto de vista Natali pretende ser más listo que nadie y convertir esa complicidad en superioridad por su parte. Y no sé, es algo que me irrita, en cierto modo.
En cualquier caso, muchas gracias por tu participación en el blog. Espero seguir viéndote por aquí.
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