miércoles, 20 de enero de 2010

"Full Circle", de Richard Loncraine


FICHA ARTÍSTICA:

Título Original: "Full Circle"/ Dirección: Richard Loncraine/ Guión: Harry B. Davenport y D. Humprhies, sobre una novela de Peter Straub/ Producción: P. Fetterman y A. Pariser/ Fotografía: Peter Hannan/ Música: Colin Towns/ Montaje: Ron Wisman/ Diseño de Producción: Brian Morris/ Reparto: Mia Farrow, Keir Dullea, Tom Conti, Jill Bennett, Robin Gammell, Cathleen Nesbitt, Anna Wing, Edward Hardwicke, Mary Morris, Pauline Jameson, Arthur Howard, Peter Sallis, Damaris Hayman, Sophie Ward. Gran Bretaña, 1977. Color. 93'

Este filme dirigido por el británico Richard Loncraine y protagonizado por Mia Farrow ha llegado a ser conocido en España por diferentes títulos, según el momento: "El círculo de la muerte", "Escalofrío"... del mismo modo que también en inglés se la conoce como "The Haunting of Julia", además de "Full Circle".

En cualquier caso, de lo que se trata es de constatar que se trata de la adaptación que el cineasta británico, autor de obras como "Brimstone and Treacle" (excelente filme de culto protagonizado por Denholm Elliott y Sting), hizo a partir de la novela de Peter Straub ("Julia").

Una de las primeras obras del escritor estadounidense, muchas veces comparado con Stephen King (no en vano, ambos han llegado a colaborar en un par de libros), pero en cambio muchísimo menos adaptado a la gran pantalla. Y no por falta de historias con interés o susceptibles de dar lugar a buenos filmes, desde luego.


El caso es que Loncraine se atrevió con ésta y para ello contó con la presencia de una Mia Farrow que aún no se había convertido en musa de Woody Allen y que, de hecho, apenas había sobresalido en un puñado de títulos, como "El Gran Gatsby", "Terror ciego" y, naturalmente, "La semilla del Diablo". Su imagen aquí es todavía muy similar a la que presentaba en la magistral obra de Polanski.

Y en "Full Circle" de nuevo tiene ocasión de interpretar uno de esos papeles femeninos llenos de turbios recovecos, de gran atractivo para cualquier actriz. Julia es una mujer tristemente afectada por la pérdida de su hija, circunstancia que ha provocado su ruptura matrimonial, así como un comprensible vacío interior. Su traslado a una nueva casa, dará lugar a la aparición de una extraña presencia infantil que se convertirá para ella en una obsesión a la cual tendrá que hacer frente en completa soledad.

Independientemente de que algún aspecto del guión chirríe un poco (el papel del ex marido como un poco creíble "villano", que ya aparecía tal cual en el texto de Straub, por ejemplo) lo cierto es que nos hallamos ante una interesante trama de fantasmas, con muy poco de efectismo y mucho de sugestividad. De ahí que una gran parte de la efectividad de la cinta repose en los hombros de la interpretación de una Farrow excelente.

Se trata de un tipo de historias que en los últimos años parecen haberse puesto de nuevo de moda, pero que a finales de los setenta partían claramente de unos esquemas más literarios que cinematográficos. En ese sentido, por aquel entonces no estaban tan explotadas como parecen estarlo ahora, además con unos tratamientos habitualmente bastante chuscos. Seguro que si enumeramos mentalmente los títulos que en los últimos tiempos nos ha dado el cine protagonizados por mujeres (u hombres) acosados por fantasmas de niños y niñas, la lista será numerosa.


El caso es que aquí Loncraine juega muy bien con la ambigüedad y utiliza los distintos elementos que le permite el medio, como una estupenda banda sonora de Colin Towns, a través de una narración pausada (en algunos momentos tal vez en exceso) que desemboca a su vez en un final valiente y de los que dejan poso.

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