viernes, 30 de mayo de 2008

"The Face of Another", de Hiroshi Teshigahara


FICHA ARTÍSTICA:

Título Original: "Tanin No Kao"/ Dirección: Hiroshi Teshigahara/ Guión: Kobo Abe, basado en su propia novela/ Producción: Hiroshi Teshigahara/ Fotografía: Hiroshi Segawa/ Música: Toru Takemitsu/ Montaje: Fusako Shuzui/ Dirección Artística: Arata Isozaki y Masao Yamazaki/ Reparto: Tatsuya Nakadai, Machiko Kyo, Mikijiro Hira, Kyoko Kishida, Eiji Okada, Miki Irie, Kobo Abe, Yuriko Abe, Minoru Chiaki, Robert Dunham. Japón. 1966. B/N, 121'

Cuando echamos un vistazo a nuestro particular bagaje de cine disfrutado, quien más quien menos posee un determinado aprecio hacia las cinematografías orientales. En ese sentido, ¿quién no se ha emocionado con Kurosawa, Ozu o Mizoguchi? De la misma manera, si nos vamos al cine contemporáneo, tenemos por un lado el boom del fantástico, amén de los grandes autores respetados por doquier: Kitano, Kar Wai, Kim Ki-duk, etc.

Lo que ocurre es que resulta un signo de cierta ingenuidad pretender que con esas referencias y tal vez alguna más, se tenga un panorama global de todo lo que significa (y ha significado) el cine oriental, a lo largo de la historia del séptimo arte. Y hete aquí que de tanto en tanto uno "descubre" un nombre del que jamás había oído hablar. Bien por lecturas especializadas, por recomendaciones puntuales... la forma tanto da.

Y eso es, ni más ni menos, lo que puede sucederle a cualquiera que se tope con esta película. En principio, el nombre de Hiroshi Teshigahara, no dice gran cosa. Se trata de un cineasta que a lo largo de cuarenta años tan sólo ha dirigido una quincena escasa de filmes. Entre ellos, esta "The Face of Another", que una vez vista le deja a uno un gran sabor de boca. No sólo por lo exquisito del plato degustado, sino por la certeza de que todavía hay muchos universos ahí afuera, prestos a ser descubiertos. Universos creativos, se entiende.


A partir de una premisa de ciencia ficción, como es la posibilidad de que a alguien se le pueda trasplantar un rostro ajeno, Teshigahara se sirve de un guión del escritor Kobo Abe ("La mujer de la arena") para pergeñar una epatante fábula, de las que te mantiene clavado al asiento.

Con un tono en cierto modo emparentado con el Bergman más accesible, este retrato (valga la expresión) de lo que es o deja de ser la propia identidad del ser humano, abre todos los interrogantes que se le puedan ocurrir a uno al respecto. Y como casi toda obra en verdad honesta, deja las respuestas en el aire, para que sea el espectador quien las busque.

¿Dónde reside tal identidad?, ¿en una cara?, ¿en una voz?, ¿en un nombre?, ¿en un cuerpo?... ¿Cómo se construye la imagen que tenemos de los demás?, ¿hasta qué punto nos viene dada, o bien la elaboramos nostros mismos, a partir de nuestra particular percepción? Por otro lado, ¿cómo somos realmente?, ¿somos lo que parecemos?, ¿lo que los demás ven en nosotros?, ¿cómo cambia eso, al mudar nuestra apariencia exterior?

Son cuestiones que a cualquier mente inquieta se le han presentado alguna vez. Y en "The Face of Another" quedan planteadas a partir de una trama aparentemente minimalista, pero que no necesita de adornos, puesto que se basta y se sobra con la elegancia de su puesta en escena.

Una primera mitad (casi exacta) en la que el protagonista se debate entre la posibilidad de quedarse con un rostro desfigurado y para siempre cubierto de vendas, o bien arriesgarse a tomar para sí una cara ajena y ver qué pasa con su vida a partir de ese momento. Será esto lo que dará cuerpo y entidad a la segunda mitad del filme. Y al final, dos horas de deslumbrante narración, donde los momentos más sencillos se contemplan con un interés inusitado. ¿Cómo no hacerlo cuando nos están hablando de la naturaleza del "ser" en su más honda y limpia expresión?


"The Face of Another" demuestra por un lado que no hace falta ser críptico o aburrido para abordar cuestiones duras y profundas. Y por otra parte, ilustra a la perfección todo lo bueno y distinto que tiene el cine oriental (japonés, en este caso) para llenar el espacio y el tiempo cinematográficos de la sencillez más despojada de artificios innecesarios. La sencillez que va directamente a la esencia de las cosas.

3 comentarios:

cerebrin dijo...

Si que la pones si, si, que me han entrado ganas de verla tras leer tu entusiasta crítica. ¿Esta por ahí?

Tyla dijo...

Está por ahí, está por ahí.

En versión original y con subtítulos aparte. ;)

Quimérico Inquilino dijo...

Estupenda reflexión acerca de todo lo que nos queda por descubrir del cien oriental y eso que yo también soy un fan de Ozu, Kurosawa y , en menor medida, Mizoguchi.
De este autor que ns propones, ni idea, pero me han entrado veraderas ganas de conocerlo.
Gracias!