viernes, 16 de mayo de 2008

"La novia ensangrentada", de Vicente Aranda


FICHA ARTÍSTICA:

Título Original: "La novia ensangrentada"/ Dirección y Guión: Vicente Aranda, sobre la obra de Sheridan LeFanu "Carmilla"/ Producción: Jaime Fernández-Cid/ Fotografía: Fernando Arribas/ Montaje: Pablo González del Amo/ Música: Antonio Pérez Olea/ Efectos Especiales: Antonio Molina/ Reparto: Maribel Martín, Simón Andreu, Alexandra Bastedo, Dean Selmier, Ángel Lombarte, Montserrat Julió, María Rosa Rodríguez. España. 1972. COLOR, 96'

Y seguimos sin salirnos de nuestro entorno geográfico. Hoy le toca el turno a una de las primeras obras de uno de esos cineastas que, al igual que Bigas Luna o Gonzalo Suárez, empezaron su carrera de un modo excelente, para irse convirtiendo poco a poco en directores por lo general repetitivos y nada interesantes. Unos inicios, los de todos los mencionados, en los que coquetearon en algunos casos y penetraron de lleno en otros, dentro del género de terror.

"La novia ensangrentada" es un filme característico de la época en que se hizo. Una época donde el fantaterror hispano gozaba de su mejor momento, pero también donde el cine europeo más arriesgado y experimental seducía e inspiraba de un modo especial a quienes por aquel entonces empezaban. El filme de Aranda tiene más de lo primero que de lo segundo, pero es innegable que la influencia de las corrientes más modernas de aquellos tiempos está ahí, acicate para un creador con inquietudes. En ese sentido no es casual la adscripción del cineasta a la Escuela de Barcelona. Se trata de una película que cierra, podríamos decir, esa primera etapa de su carrera, bastante afín al género fantástico, gracias a obras tan estimables como "Fata Morgana" o "Las crueles".


A partir de "Carmilla", el célebre texto de Sheridan LeFanu que precisamente en aquella época había sido bastante recurrente en una serie de conocidas producciones clásicas de la Hammer, Aranda desarrolla un argumento en el cual asistimos al inicio de la vida en común de un joven matrimonio desde su misma noche de bodas. Noche, a partir de la cual, empezarán a desarrollarse una serie de acontecimientos extraños en los que la novia se verá arrastrada por la espectral presencia de una misteriosa mujer.

Una trama que, permaneciendo fiel a la esencia del relato, transita por otras sendas que se apartan casi por completo del clasicismo de las aludidas aproximaciones de la productora británica. Y es que resulta fácil ver en el primer tramo de esta película la notoria influencia de "Repulsión" de Polanski. Una película que, como la que nos ocupa, trataba de penetrar en cierta forma dentro del modo en que cierta mentalidad femenina afronta y procesa las relaciones sexuales con el hombre.

En ese sentido, se establece toda una simbología (más evidente que abstracta, todo sea dicho), en cuanto a la virginidad (la de la novia en cuestión), la sangre como elemento catártico, la subordinación de la mujer con respecto al hombre y la rebelión consiguiente de la fémina contra el papel dominante del macho, ayudada por la fantasmal (casi más que vampírica) presencia de Carmilla.

Aranda se sirve de una narración pausada, con puntuales cambios de ritmo y secuencias de tono onírico y surrealista, que de alguna forma pretenden ilustrar el vértigo mental de la protagonista. Protagonista interpretada por una muy joven, guapa y ya experimentada (a pesar de su edad) Maribel Martín. Actriz cuyo aspecto físico de nuevo nos retrotrae a la rubia y gélida belleza de la Catherine Deneuve del filme de Polanski. El contrapunto masculino lo aporta el funcional actor mallorquín Simón Andreu, casi omnipresente en aquellos tiempos.


A la postre, "La novia ensangrentada" es una obra estimulante, que sin formar parte de lo más representativo del fantaterror español, sí constituye una de sus muestras más interesantes, aún sin ser del todo redonda. Y que, en este caso, no sólo se limita a contar una historia de terror sin más, sino que de alguna manera, busca ir un poco más allá, denotando una apreciable intencionalidad autoral.


Es una lástima que la trayectoria posterior de Vicente Aranda no haya vuelto a perseguir ni a mostrar esta clase de rasgos ni de inspiración, salvo momentos muy puntuales y aislados. Tal vez por dejar de lado tentativas como la que aquí abordó, de aprovechar un texto ajeno para elaborar a partir del mismo una lectura propia y arriesgada. Puede decirse que el conjunto de su obra se ha caracterizado más bien por lo contrario. Por adaptar toda clase de historias, pero en lugar de desarrollar sobre ellas una visión compleja y estimulante cinematográficamente, limitarse a añadir carnaza y vulgaridad, sin más intencionalidad artística.

2 comentarios:

Dr. Eric Vornoff dijo...

Excelente artículo y blog.
Habrá que tener en cuenta esta película del hoy en día devaluado director.
Un saludo.

Tyla dijo...

Muchas gracias.

Y lo mismo digo sobre tu blog. Te enlazo ipso facto.