lunes, 5 de enero de 2009
"Otra vuelta de tuerca", de Eloy de la Iglesia
FICHA ARTÍSTICA:
Título Original: "Otra vuelta de tuerca"/ Dirección: Eloy de la Iglesia/ Guión: Gonzalo Goicocechea, Ángel Sastre y E. De la Iglesia/ Producción: Gonzalo Goicoechea/ Fotografía: Andrés Berenguer y Joan Gelpi/ Montaje: Julio Peña/ Música: Luis Iriondo/ Reparto: Pedro Mari Sánchez, Queta Claver, Asier Hernández, Cristina Goyanes, Ramón Reparaz, Luis Iriondo, Juan María Segues, Paco Sagárgazu, Daniel Trepiana, José Javier Goikoetxea. España, 1985. Color. 113'
Cuando se citan los trabajos más representativos del cineasta vasco, normalmente se la suele pasar por alto. Seguramente porque no es la mejor de las adaptaciones de la obra maestra de Henry James (la sombra de "Suspense" de Jack Clayton es alargada). Pero a poco que se analice la aproximación de Don Eloy a la novela del genial escritor, se verá que ésta reúne los suficientes elementos como para convertirse en un material más que adaptable a la clase de temas que siempre interesaron al director.
Así, detrás de esa célebre historia de fantasmas (que nunca se sabe del todo si lo terminan de ser, o más bien una abstracción psicológica del protagonista) encontramos un viaje, por parte de dicho personaje, hacia los abismos de su propia conciencia. De su identidad sexual y personal. Un aspecto que en algunas de las adaptaciones que se han hecho sobre el mismo texto también ha tenido un peso importante (ahí está la del también español Antoni Aloy para corroborarlo) pero que en el caso de De la Iglesia, resulta perfectamente entendible, tratándose de un tema casi recurrente en su filmografía. Los fantasmas interiores, en definitiva.
De hecho, el cambio de sexo del protagonista (en todas las otras visiones de la obra, así como en el propio original, eran mujeres), refuerza ese carácter de pulsión homosexual latente de manera casi continuada, a lo largo del filme. A De la Iglesia le interesa la novela y es fiel a ella, pero sabiendo al mismo tiempo adaptarla a sus propios intereses.
En ese sentido, no toma el texto de James como una mera excusa para contarnos de nuevo lo que nos contaba en obras como "El Diputado", sin ir más lejos, sino que desarrolla a la perfección los aspectos del libro, sabiendo integrar de forma adecuada los elementos sobrenaturales, conjugándolos con los más directamente relacionados con las diatribas psicológicas del protagonista, un aceptable Pedro Mari Sánchez, intérprete de moda en aquella época, sobretodo en teatro.
Al fin y al cabo, ¿qué es ese maestro ex-seminarista, sino la nueva encarnación del Vicente Parra de "La semana del asesino" o del protagonista de "Los placeres ocultos"? No en vano, todos ellos poseen el mismo carácter reprimido y sobrepasado por sus escondidos e incontenibles impulsos, independientemente de que unos vengan sublimados por el asesinato u otros por la atracción prohibida hacia un chiquillo que parece saber mucho más de lo que aparenta, a todos los niveles.
Una puesta en escena sobria y parca por parte del director, casi teatral y con vocación eminentemente televisiva, pero que funciona muy bien, aprovechando escenografía y localizaciones. Trasladando la acción, por cierto, a su querido País Vasco, sin que ello chirríe en ningún momento.
Resulta curioso situar en su contexto temporal esta película, teniendo en cuenta que llegó poco después del exitazo (por partida doble) seguramente más grande de la carrera del cineasta, con las dos partes de "El Pico". Tal vez por tratarse de un material muy alejado temática y formalmente de aquéllas, circunstancia necesaria para un Eloy de la Iglesia ciertamente deteriorado por el uso y abuso de las drogas. En ese sentido, casi puede percibirse esta adaptación como una cierta evasión personal y creativa.
En todo caso, se trata de una obra más que correcta. Alejada del riesgo y seguramente de las virtudes de sus primeras propuestas, o del vigor narrativo (y aroma sensacionalista) de su etapa ochentera, pero asimismo apreciable como lo son los trabajos cuidados y hechos con elegancia. A contracorriente y por parte de un cineasta que siempre fue por libre.
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4 comentarios:
Eloy tuvo la mala suerte de morir justo cuando se le empezaba a ver como un precursor histórico del cine gay hecho en España, e incluso estaba iniciando un cierto regreso a la palestra.
Como ya he leído tus reseñas de "La semana del asesino" y "Una gota de sangre para morir amando", veo innecesario abundar en por qué me interesa su figura.
Sólo compartir el curioso hecho de que, cuando hace unos veranos releí la novelita de James y estuve viendo varias de las versiones, me percaté de que la versión de Eloy seguía bastante al detalle varios elementos de la película de Clayton... que no estaban en el original literario. Lo cual me hizo reflexionar en hasta qué punto, en aquellos primeros ochenta sin internet ni apenas vídeo doméstico, el cine conservaba casi intacto aquel carácter de "arte de la memoria" que ya ha perdido por completo.
La tengo pendiente, pero seguro que resulta interesante. Un texto tan rico como el de James da pie a todo tipo de adaptaciones.
Saludos!!
Muy buena reseña, Tyla. Enhorabuena. ;)
muy bueno el blog, ya he visto varias películas que has recomendado acá...siempre paso para ver las novedades, saludos!!!
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