sábado, 28 de marzo de 2009

"Walled In", de Gilles Paquet-Brenner


FICHA ARTÍSTICA:

Título Original: "Walled In"/ Dirección: Gilles Paquet-Brenner/ Guión: Rodolphe Tissot, Olivier Volpi, Sylvain White y G.P.Brenner, sobre una novela de Serge Brussolo/ Producción: Kevin De Walt, Jean Charles-Levy, Clément Miserez e Ingo Wollkammer/ Fotografía: Karim Hussaim/ Dirección Artística: Sara McCudden y Bertrand Seitz/ Efectos Visuales: Colin Hubick/ Reparto: Mischa Barton, Cameron Bright, Deborah Kara Unger, Noam Jenkins, Eugene Clark, Tim Allen, Darla Biccum, Mark Claxton, Shannon Jardine, Sophi Knight, Taylor Leslie, Pascal Greggory. USA-Francia-Canadá, 2009. Color. 90'

Me acerqué a esta película atraído por el hecho de ver alguna presencia del país galo entre los artífices del filme (que es una coproducción). Pero a la postre, en lugar de encontrarme con rastros de la actual y bastante estimulante corriente de terror francés, gracias a gente como Bustillo, Aja, Du Welz, etc. lo que he hallado ha sido una auténtica bazofia en la peor línea del cine fantástico más modernillo y hueco.

Y eso, a pesar de ver en el reparto alguna que otra cara conocida, como la de Mischa Barton (una actriz bastante interesante), la siempre deliciosa (aunque últimamente perdidísima) Deborah Kara Unger y también aquel chaval llamado Cameron Bright (ya convertido en todo un adolescente) que hace no mucho tiempo viésemos en películas como "Birth" junto a Nicole Kidman o "El enviado", junto a De Niro.

Pero nada. "Walled In" es un despropósito que a la menor oportunidad malogra por completo un punto de partida aceptablemente prometedor. Se trata de un ejercicio pretendidamente claustrofóbico, casi un gótico postmoderno (por decir algo) con un extraño y sugerente edificio que, al parecer, esconde secretos. La protagonista penetrará entre sus paredes para tratar de descubrirlos, contando con el apoyo (o la molestia, según se mire) de los personajes interpretados por Unger y Bright, que en todo momento parecen saber mucho más de lo que aparentan.


Tras veinte minutos en los que la atmósfera opresiva e incómoda parece adueñarse de todo, la peli se desinfla por completo, sucediéndose toda clase de decisiones de guión a cual más fallida, que dinamita totalmente tanto la aludida atmósfera, como el propio interés que pudiese tener la historia.

Especialmente el último tercio de la película es un desastre total, con una narración que ya ha perdido totalmente el norte y que se limita a mostrar a la protagonista sumergida en una situación límite, pero alargada de un modo ridículo y trufada de aspectos irritantes, en forma de personajes hipotéticamente perturbadores, pero a la postre de lo más estúpidos.

En ocasiones se hace realmente complicado desentrañar qué demonios tienen los guionistas y los directores en la cabeza. Si no son conscientes de la debilidad de sus obras, así como de la total carencia de elementos mínimamente atractivos. ¿Tan difícil es ponerse en la piel del espectador y distinguir cuándo algo se hace insoportablemente aburrido y falto de interés?

El director de esta película parece empeñado en demostrar que es capaz de tomar aspectos del cine de autor más críptico y sugerente (Lynch, Polanski, etc.) pero por lo visto nadie le ha dicho que no da la talla. Que, de hecho, está a años luz de llegarles a la suela de los zapatos. Y es por eso que su obra, lejos de resultar perturbadora en ningún sentido, convierte esa intención en puro (y risible) tedio.


Si algún comentario parece exigir el visionado del filme, es tratar de discernir qué es lo más absurdo y patético en él. Si lo es el guión, que por momentos parece volverse mera improvisación (circunstancia sorprendente, si tenemos en cuenta que en él han colaborado cuatro o cinco personas), o tal vez los personajes y sus reacciones y actitudes, tan poco creíbles como caprichosas.

Ignoro si esto llegará a estrenarse en cines por aquí, o si pasará directamente al mercado videográfico. En cualquier caso, que a nadie se le ocurra perder ni el tiempo ni su dinero con ello.

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