jueves, 2 de julio de 2009

"El Ser", de Sebastián D'Arbó


FICHA ARTÍSTICA:

Título Original: "El Ser"/ Dirección: Sebastián D'Arbó/ Guión: Luis Murillo y S. D'Arbó/ Producción: S. D'Arbó/ Fotografía: Juan Gelpí/ Montaje: José María Aragonés/ Música: Ricardo Reguero/ Dirección Artística: Julio Muñoz/ Reparto: Mercedes Sampietro, Narciso Ibáñez Menta, Ramiro Oliveros, Daniel Arbonés, Jordi Serrat, Víctor Israel, Alfred Luchetti, Josep María Angelat. España, 1982. Color. 98'

Y seguimos sin salirnos de la "piel de toro". En esta ocasión, para hablar de uno de los escasos filmes dirigidos por el conocido divulgador de lo paranormal, Sebastián D'Arbó. Seguramente el más conseguido, a nivel cinematográfico.

A pesar de la similitud del título con aquella célebre cinta de Sidney J. Furie protagonizada por Barbara Hershey ("El Ente") las concomitancias son escasas, por no decir, casi inexistentes. Tienen en común únicamente el estar separadas por un escaso espacio de tiempo (la de Furie es del 81 y la de D'Arbó de un año después) y la presencia de elementos de terror paranormal, como núcleo temático principal.

En la que nos ocupa también encontramos a una protagonista femenina que se ve sumida en toda clase de peripecias terroríficas, desencadenadas a partir de la muerte de su marido en un accidente de avión. Una protagonista, por cierto, magníficamente encarnada por Mercedes Sampietro, en una de sus pocas aproximaciones al cine de género fantástico y que es, sin duda, uno de los puntales fundamentales de la peli. La acompaña lo más granado del entrañable elenco de secundarios habituales del cine, la televisión y el teatro de Cataluña: Víctor Israel, Alfred Luchetti, Josep María Angelat...


D'Arbó (y su guión, co-escrito por Luis Murillo) se las ingenian para introducir diferentes cuestiones en cuanto a fenomenología paranormal, desde los poltergeist, hasta la posesión espiritual. Y lo hace de un modo francamente hábil, sabiendo también situar a la protagonista en un contexto anímico e incluso social muy determinado. En ese sentido, no se puede negar la validez de la propuesta, resuelta con una factura muy aparente. A ello también contribuye la aparición, en un momento dado, de uno de los iconos del terror hispano, como es Narciso Ibáñez Menta, en uno de esos papeles que tan bien sabía desarrollar.

De todos modos, existe en la película una cierta descompensación en cuanto a ritmo. Mientras la primera mitad se pasa en un suspiro y nos presenta una evolución dramática de lo más interesante, llega un momento en que la narración parece estancarse, en espera de un desenlace tan correcto como, por otro lado, previsible. Es posible que a ese estancamiento contribuya el hecho de otorgar a algunas fases de la historia un carácter casi divulgativo, en cuanto a describir la posible naturaleza de lo que estamos viendo.

Con todo, lo que más llama la atención de "El Ser" es el buen tono cinematográfico que posee. Más allá de su efectividad como obra de género (que la tiene, aún dentro de su modestia) está rodada con innegable gusto, mostrando un acabado artístico que no es del todo habitual en una cinematografía de terror, como la hispana, en la que habitualmente los cineastas han parecido casi siempre más pendientes de lo que contaban que de cómo lo contaban. En cambio, la puesta en escena y la planificación de "El Ser" son de un nivel más que aceptable.


En ese aspecto, produce cierta lástima que D'Arbó abandonase su carrera como director, ya que da la sensación de que con los años podía haber llegado a consolidar muy mucho su capacidad. Y aunque "El Ser" tan sólo fuese su segundo filme y tras él viniesen tres más, casi siempre por razones presupuestarias o de producción que limitaron su libertad como creador, no tuvo la suerte que con toda seguridad merecía, a tenor de lo apuntado aquí.

1 comentario:

cerebrin dijo...

Coincido con tu apreciación tanto de la peli como de la carrera D'Arbó. No obstante, curiosamente sus últimas películas (Acosada, Cena de asesinos - aunque bueno, esta tuvo un montón de problemas durante su post-producción, hasta el punto que D'Arbó la repudió) tienen un peor acabado, al menos para mi.