lunes, 9 de marzo de 2009

"El abominable hombre de las nieves", de Val Guest


FICHA ARTÍSTICA:
Título Original: "The Abominable Snowman"/ Dirección: Val Guest/ Guión: Nigel Kneale/ Producción: Aubrey Baring/ Fotografía: Arthur Grant/ Montaje: Bill Lenny/ Música: Humphrey Searle/ Maquillaje: Philip Leakey/ Reparto: Peter Cushing, Forrest Tucker, Maureen Connell, Richard Wattis, Robert Brown, Michael Brill, Wolfe Morris, Arnold Marlé, Anthony Chinn. Gran Bretaña, 1957. Color. 86'

Ya de entrada, cuando uno se enfrenta a esta película y lo primero que salta a sus ojos es ese par de nombres propios (Val Guest y Peter Cushing), no puede por menos que esperar lo mejor, o casi lo mejor. Si además se trata, como en este caso, de abordar uno de los mitos fantásticos (no únicamente cinematográficos) menos explotados por el cine, como es el de los yetis, ya sólo nos queda apagar el móvil, cerrar la puerta a cal y canto, acomodarse en la butaca y prepararse a disfrutar.

El filme de Guest, al igual que ya sucediese con su saga de "Quatermass", por ejemplificar en otra de sus contribuciones más celebradas al séptimo arte, es la demostración patente de hasta qué punto el cine fantástico puede ser imaginativo y brillante, sin necesidad de recurrir de un modo abusivo a los efectos especiales, ni al artificio excesivo. Porque si por algo se caracteriza "El abominable hombre de las nieves", es por su acabado deliciosamente entretenido y sugerente, pese a sus contadísimos efectismos.

De tal modo que casi cabría integrarla dentro del amplio espectro del considerado "cine de aventuras", por la forma en que la historia está planteada: una expedición en busca del yeti, en el seno de la cual empezarán a surgir disensiones y problemas, a medida que se acerca el objetivo final.


Aquí Cushing interpreta al investigador honesto y "limpio", en contraposición al personaje encarnado por Forrest Tucker, claramente el villano de la función, que sólo busca la explotación comercial del mito, un poco al estilo de lo ya contado en la célebre "King Kong".

Sin embargo, Guest (así como el guión, que esta vez no firma él mismo, sino Nigel Kneale) se las ingenian para transformar la peripecia aventurera con visos terroríficos en una suerte de viaje iniciático, en el que de vez en cuando surgen cuestiones antropológicas, así como también el consabido "viaje interior" que suele aparecer en esta clase de relatos.

Del mismo modo, hay un excepcional aprovechamiento del espacio y de los ambientes (tanto en exteriores como en interiores) y de hecho toda la narración está llevada de un modo fabuloso, a través de la cual el espectador sigue con gran interés la aventura de los expedicionarios, así como su progresiva entrada en una peligrosa espiral de lucha contra los elementos y contra sí mismos.

Hablaba de la falta de efectos y es algo que destaca especialmente en el hecho de que el yeti en cuestión no aparezca más que al final, en lo que constituye un clímax dotado de una enorme fuerza.


"El abominable hombre de las nieves",
se revela por tanto, como una obra no sólo disfrutable para cualquier amante del cine fantástico de toda la vida, sino que deja en el espectador una sensación de potentísima, de brillante serie B, que a la postre resulta harto más sugerente y rica que otras producciones de mayor alcance (a priori) pero mucho peor resultado final.

3 comentarios:

Quimérico Inquilino dijo...

Preciosa película que adelantaba posteriores logros de la Hammer. Recuerdo además que contenía un sutil mensaje ecologista inédito en la época. Y además está Cushing.
Como bien dices, para parar elmundo y disfrutarla tranquilamente.

Un saludo!

cerebrin dijo...

Poco más que añadir a tu reseña. Una de las más injustamente ignoradas obras maestras que nos dió la Hammer, a cargo de otro injustamente seudo-olvidado realizador (incluso la propia productora que le contrató como director-estrella, le acabaría relegando a proyectos cada vez menos importantes).

El Abuelito dijo...

Verdaderamente una película magistral en la que lo mejor es aquello que no sale en pantalla... hasta la breve e inolvidable aparición final de los yetis...