martes, 24 de marzo de 2009
"Juegos imaginarios", de William Fruet
FICHA ARTÍSTICA:
Título Original: "Imaginary Playmate"/ Dirección: William Fruet/ Guión: Christine Gallagher/ Producción: Allan Krasnick y Paul Rayman/ Montaje: Nicole Ratcliffe/ Música: Hal Beckett/ Reparto: Dina Meyer, Rick Ravanello, Nancy Sivak, Kurt Evans, Marilyn Vance, Pablo Coffey, Cassandra Sawtell, Nicole Muñoz, Bronween Smith, Grace Vukovic. Canadá, 2006. Color. 85'
Otro telefilme para la colección. En este caso, bastante reciente (apenas tiene tres años) y producido en Canadá. Entre sus intérpretes, encontramos a la guapísima Dina Meyer, actriz muy habitual de la pequeña pantalla y de las series americanas de la última hornada. Lo mismo puede decirse de su director, William Fruet, que en los ochenta hizo sus pinitos (discretos) en la gran pantalla, pero que a la larga ha ido moderando sus pretensiones.
Se trata de un producto rutinario y de consumo rápido, con escasa o nula originalidad, pero que sin embargo está resuelto con corrección. Siempre y cuando no se le exija más de lo debido. Es decir, más de lo que pueden dar de sí esta clase de obras.
La temática que presenta es la de los recurrentes "amigos imaginarios" de los niños, que estamos hartos de ver en todo tipo de narraciones clásicas y modernas. En ese sentido, poca novedad. De hecho, poca novedad en ningún sentido. Es la misma historia que hemos visto cientos de veces. Unas veces mejor contada y otras veces peor.
Uno de los últimos ejemplos fue la fallida "El escondite", con aquella resolución tan tramposa y casi ridícula. Aquí no hallaremos golpes de efecto de ese calibre. Todo es previsibilidad de principio a fin. Así, si uno es capaz de entretenerse aún sabiendo en todo momento cuál va a ser el siguiente paso dentro de la narración, es posible que no se lo pase mal del todo viéndola.
En todo caso, se trata de una producción concebida y dirigida para el medio televisivo y eso queda claro desde el primer momento. Lo cual no es óbice para que la sensación que deja al final llegue a superar la de numerosas aproximaciones similares, tan del gusto del cine oriental, por ejemplo.
Se trata del manido esquema: "manifestaciones extrañas" más "terror creciente de los personajes" más "resolución que explica los orígenes de la maldición y que lo deja todo en su sitio". Aquí la entidad misteriosa no es una niña con el pelo negro y largo por delante de los ojos, sino una niña rubia con el pelo rizado, una carita muy mona y un nombre así como pijo (Candice). Pero por lo demás, puede hablarse del mismo tipo de película.
Una vez sabido eso, no hay que esperar sanguinolencia, ni efectos especiales a mansalva, sino un tratamiento más realista (más de telefilme, en definitiva) de las imágenes. Poco o nada más ofrece "Juegos imaginarios". A falta de otra cosa...
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1 comentario:
Dina Meyer! A este paso la chica se va a consagrar como musa para telefims de terror y serie b modernas.
Saludos!!
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