sábado, 26 de diciembre de 2009

"El retorno de los malditos", de Martin Weisz


FICHA ARTÍSTICA:

Título Original: "The Hills Have Eyes II"/ Director: Martin Weisz / Productores: Jonathan Debin y Wes Craven / Guión: Wes Craven y Jonathan Craven / Fotografía: Sam McCurdy / Música: Trevor Morris / Montaje: Kirk M. Morri / Efectos especiales: Jason Troughton / Reparto: Michael McMilian, Jessica Stroup, Daniella Alonso, Jacob Vargas, Michael Bailey Smith. USA. 2007. Color. 89'

Una vez certificado el éxito de público y crítica del remake de Alexander Aja sobre el clásico setentero, que tan buen sabor de boca nos dejó, rauda y veloz tuvimos la secuela. Eso sí, sin el director francés. Pero para que el producto no quedase totalmente desprovisto de entidad, al menos sobre el papel, Wes Craven y su hijo se encargaron del guión, lo cual no tengo muy claro que sea del todo positivo a estas alturas de la carrera del “papá” de Freddy Kruger, cuyos últimos trabajos, al menos como director, han dado resultados terriblemente discretos.

En cualquier caso, esta película no pretende engañar a nadie. Lo previsible era que no se alcanzase la calidad de la antecesora, uno de los mejores remakes que se han hecho sobre el cine de terror moderno. Y eso es lo que ocurre, ni más ni menos. Lo que quedaba por ver es si, por lo menos, se trata de una obra digna. Bajo mi punto de vista, sí lo es. Eso sí, tampoco pidamos mucho más.

Desde el principio, la acción es constante. En ese sentido, casi más que el estilo de Aja, nos viene a la cabeza el referente de otro compañero de generación, el también brillante Neil Marshall. Y es que, si atendemos a varios de los elementos de la película, nos acordamos de "Dog Soldiers" con soldaditos sobrados de testosterona metidos en problemas con elementos incluso más agresivos que ellos y "The Descent" con personajes sumidos en un ambiente claustrofóbico, amén de un rosario de secuencias que no escatiman en violencia explícita, cosa que, por fortuna, sí se ha conservado con respecto al filme anterior.


De hecho, parece que a los artífices de "El retorno de los malditos" la fuerza se les ha ido por “las vísceras”. Porque si se pretende profundizar en aspectos como el guión (trama previsible a más no poder) o los diálogos, el resultado no da para mucho. Sirvan, precisamente, para muestra de la “calidad” de los diálogos un par de ejemplos: segundos después de ser atacada salvajemente por uno de los mutantes de las colinas, y ante la presencia de otro de los personajes que acude al lugar, la joven malherida exclama “aquí está pasando algo raro” . O líneas de guión de una “profundidad filosófica” que le dejan a uno perplejo, como cuando uno de los soldados dice: “morir no es bueno” . Casi mejor no seguir por ahí, ¿verdad? Me pregunto de cuál de los dos Craven serán ambas muestras de “inspiración”. A mejorar todo ello no contribuye precisamente el elenco actoral, integrado por intérpretes francamente torpes, casi tanto como los personajes que interpretan.

Eso sí, del mismo modo que criticamos negativamente algunos aspectos de la obra, hay que ser justos y alabar el trabajo de los departamentos de maquillaje y efectos especiales de la película, porque sin recurrir a los nefastos (por regla general) efectos digitales que nos asolan desde hace años, en este caso dicha labor es predominantemente artesanal y se salda con un resultado muy apreciable, bajo la responsabilidad de los mismos y veteranos artífices en esas lides que nos deleitan en la estimable serie Masters of Horror, así como en numerosos trabajos para la gran pantalla: Berger & Nicotero.

A juicio de cada uno queda el otorgar el valor que estime oportuno a un filme cuyo máximo reclamo es la violencia explícita de algunas de sus imágenes, así como un tono de acción adrenalínica que no decae desde el principio hasta el final. Porque lo que queda claro es que apenas se pueden destacar más aspectos. En cualquier caso, no se puede obviar que el descenso de calidad con respecto a su predecesora es excesivamente acusado, para quien esto escribe. Lo cual era de esperar, pero no está de más significarlo. El reto era acercarse lo máximo posible. Y para mi gusto, se queda demasiado lejos.

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