miércoles, 14 de mayo de 2008

"Shocker", de Wes Craven


FICHA TÉCNICA:

Título Original: "Shocker"/ Dirección y Guión: Wes Craven/ Producción: Shep Gordon y W. Craven/ Fotografía: Jacques Haitkin/ Montaje: Andy Blumenthal/ Música: Michael Bruce, Alice Cooper y William Goldstein/ Efectos Especiales: Robert Phillips/ Reparto: Peter Berg, Michael Murphy, Mitch Pileggi, Ted Raimi, Sam Scarber, Camille Cooper, Virginia Morris, John Tesh, Emily Samuel, Richard Brooks. USA. 1989. Color, 104'

Algunos nombres propios de interés que, por una razón o por otra, están asociados a esta cinta:

El primero, por supuesto, el de Wes Craven. Un cineasta de indudable gancho y con hueco ya inamovible dentro del género. Estaría por ver si esa posición obedece a méritos reales, o más bien se trata de una circunstancia cuantitativa y asociada a los aspectos más comerciales de su cine. Por lo que a mí respecta, se trata de un cineasta tirando a sobrevalorado, por el lado artístico.

Más nombres: Peter Berg, protagonista del filme, que después alcanzaría mayor fama tanto en su faceta de actor, gracias a películas como "La última seducción" de John Dahl, como también en su labor tras las cámaras, sobretodo destacable por esa pequeña joya del humor más negro que es "Very Bad Things".

Siguiendo con la lista: Mitch Pileggi, que ejercía aquí de psicópata pasadísimo de revoluciones, algunos años antes de convertirse en el flemático jefe de Mulder y Scully en "Expediente X". Y no olvidaremos a Desmond Child, un nombre más asociado al mundo de la música rock que propiamente al del cine. En este caso, se ocupaba de coordinar la selección musical que acompaña las imágenes, compuesta en su mayor parte por temas hardrockeros. No olvidemos que el subtítulo en inglés del filme es "No More, Mr. Nice Guy", el cual nos remite directamente a la figura de Alice Cooper.


Yendo al meollo: película fallida. Un claro ejemplo de lo que supuso el inicio del declive de Craven, tras su apreciable etapa setentera y su canto de cisne creativo: la saga Elm Street (la primera de la saga, para ser exactos). A partir de ahí, descenso en picado de calidad, de interés y de resultados. No salvo de la quema la saga "Scream", que a título personal también me ha parecido siempre un trío de sobrevaloradísimos slashers, menos paródicos y más vulgares de lo que se pretende defender.

Lo cierto es que esta "Shocker" tenía elementos más que suficientes para dar lugar a una obra atractiva. Un asesino de rasgos diabólicos malvado y cenutrio como pocos, un protagonista dotado de poderes mentales para anticiparse a los acontecimientos, lazos de sangre entre ambos, una premisa estructural de thriller dinámico y entretenido.

Pero todo ello acaba naufragando de manera estrepitosa a causa de los tics formales de Craven en su última época. Un estilo que en su origen se caracterizaba por obras sórdidas y descarnadas, casi hiperrealistas, acabó dando paso a unos rasgos formales videocliperos y tontorrones, "enriquecidos" con un humor infantil y chusco, que malbarataban por completo las potenciales posibilidades del argumento. Algo que también estaba muy presente en los episodios finales de la saga de Freddy Kruger (la sombra de Craven seguía presente tras ellos), personaje que pasó de ser un ente sombrío y diabólico a convertirse en un payaso de feria barata, más preocupado por los chascarrillos chistosos que por asustar.

¿Es todo ello un mal endémico del género a lo largo de la década de los ochenta? Por supuesto que sí, aunque honrosas excepciones hay. Pero en el caso de Craven, todos esos aspectos están acentuados de un modo exagerado, provocando auténtico hartazgo en un verdadero aficionado. Es la trivialización (infantilización, podría decirse) máxima de un género diseñado para inquietar y perturbar al espectador.

Ya sé que no he dicho gran cosa de la película en sí, pero es porque se trata de uno de esos productos cuyo carácter lo es todo. Y en este caso, el carácter trivial de "Shocker" casi hace daño a la vista, a lo largo y ancho de sus interminables ciento y pico minutos. Una hora y tres cuartos repleta de insustancialidad. Y una muestra más de que los productos hijos de su tiempo, que pretenden llevar la vitola de "modernos", o cuanto menos de "actuales", son los primeros en caducar y en tornarse indigestos.


Así pues, ¿nada hay de salvable en esta película? Pues bueno, si alguien es capaz de disfrutar en las pausas publicitarias de los programas de la tele, a lo mejor se distrae. Desde luego, aquí encontrará parecida intensidad narrativa y similares rasgos formales.

Repasando el comentario, me sabe mal haber cargado tanto las tintas contra Craven. A ver si en una próxima ocasión hay oportunidad de resarcirle. A no ser que me toque reseñar "Un vampiro suelto en Brooklyn", claro.

2 comentarios:

ATXEIN dijo...

De lo peorcito de Craven con gran diferencia¡¡ Estube a punto de comentarla, pero al pensarmelo pasè..XDDD

Y creo que soy de los pocos que disfrutò de Un vampiro suelto en Brooklyn..no es una maravilla, pero del todo entretenida..jajajaja

Tyla dijo...

Vaya si es de lo peorcito.

Si alguien te pregunta que por qué le tienes manía a Craven, le pones la cosa ésta y seguro que se le despejan todos los interrogantes, porque tiene todo lo peor suyo, como director.

Lo del vampiro en Brooklyn vamos a dejarlo para otro día, jeje!