martes, 12 de enero de 2010

"Corazones solitarios", de Todd Robinson


FICHA ARTÍSTICA:

Título Original: "Lonely Hearts"/ Dirección: Todd Robinson / Producción: Boaz Davidson y Holly Wiersma / Guión: Todd Robinson / Fotografía: Peter Levy / Música: Michael Danna / Montaje: Kathryn Himoff / Efectos especiales: Robert Vázquez / Maquillaje: Diane Maurno / Intérpretes: John Travolta, James Gandolfini, Jared Leto, Salma Hayek, Scott Caan, Laura Dern, Michael Gaston, Dan Byrd, Bruce McVittie, Alice Krige, Ellen Travolta, Sam Travolta/ USA. 2006. Color. 108'

He aquí una de esas películas a las que les va a la perfección el adjetivo “irregular”.

El punto de partida no puede ser más atractivo: se trata de la historia (real) de una pareja de asesinos en serie que se dedican a robar y a matar con terrible frialdad a incautas millonarias utilizando las secciones de contactos personales de periódicos y revistas, al mismo tiempo que se nos describe la investigación llevada a cabo por los dos policías encargados del asunto y el modo en que, especialmente para uno de ellos, el caso se convierte en algo muy personal.

Hasta aquí nada demasiado nuevo. Pero más que la novedad, el filme busca rescatar el género negro hardboiled de los años 40, por medio de un estilo seco y sin escatimar truculencias visuales, poniéndolo en contacto con el "horror" más puro. En ese sentido, a Robinson no le tiembla el pulso, lo cual siempre es de agradecer.

De hecho, es tan férrea la naturaleza de la propuesta, que a la postre es eso lo que primero chirría a ojos del espectador. Y me explicaré: la ambientación está tan descaradamente acentuada que se revela terriblemente artificiosa. Esto lo podemos captar en una sobreabundancia de primeros planos, por ejemplo, como si se buscase recalcar innecesariamente el esfuerzo por captar aquel ambiente.


Por otro lado, los dos actores principales (Travolta y Gandolfini) se puede decir que prácticamente imitan, más que recrean, a los intérpretes de la época en que se sitúa la acción. No resultan para nada naturales. Es como si forzasen continuamente el gesto y la expresión, “jugando” a ser James Cagney o Broderick Crawford, por citar dos intérpretes caracterizados por su presencia en pantalla.

Curiosamente, es algo que contrasta frontalmente con el trabajo realizado por los dos actores que interpretan a la pareja de criminales: Salma Hayek y Jared Leto, que sin perder de vista la naturaleza de sus personajes, sí resultan mucho más genuinos. En especial, me quedo con la creación de Hayek, en su interpretación llena de turbiedad y magnetismo.

Pero si el personaje de Hayek destaca en lo positivo, el de Travolta lo hace por todo lo contrario. Es el suyo un personaje-pegote, con una historia personal detrás que apenas interesa al espectador. Ni su relación con el hijo adolescente, ni la que tiene con el personaje de Laura Dern (personaje a su vez casi ofensivo por su intrascendencia, para una actriz de su categoría). Todo ello con el único propósito de mostrar una serie de motivaciones y de dudas que doten de “chicha” y de humanidad a dicho personaje, pero que se diría planteadas por un guionista de tercera categoría, o cuanto menos, de telefilme barato. Lo cual resulta muy grave, puesto que se trata del protagonista.


Y también porque, de hecho, es el detalle que separa a la película de Robinson de los anteriores acercamientos a esta misma historia, en los cuales se otorgaba todo el protagonismo a la pareja de asesinos ("Los asesinos de la luna de miel" y "Profundo carmesí"). Es decir: lo que podía resultar la novedad más interesante, se convierte en el principal lastre de esta versión.

Afortunadamente, no todo en la película resulta fallido. El ritmo es adecuado, algún momento de indudable potencia visual y el propio interés de la trama en sí, hacen que el filme no naufrague, pese a no remontar el vuelo más allá de la mera corrección.

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