viernes, 1 de agosto de 2008

"Yella", de Christian Petzold


FICHA ARTÍSTICA:

Título Original: "Yella"/ Dirección: Christian Petzold/ Guión: Simone Baer y C. Petzold/ Producción: Florian Koerner von Gustorf/ Fotografía: Hans Fromm/ Montaje: Bettina Böhler/ Diseño de Producción: Kade Gruber/ Reparto: Nina Hoss, Devid Striesow, Hinnerk Schonemann, Burghart Klaubner, Barbara Auer, Christian Redl, Selin Bademsoy, Wanja Mues, Michael Wittenborn, Martin Brambach, Joachim Nimtz, Peter Benedict. Alemania. 2007. Color. 84'

Las películas que no se adscriben a un género o corriente determinados, sino que beben de distintos orígenes y tonalidades pueden constituir una fuente de disfrute refrescante y diferente, o bien pueden acabar pecando de indefinición. Una indefinición que, casi siempre, acabará volviéndose en su contra, echando al traste el riesgo asumido. Después de ver esta película del aleman Christian Petzold, me decanto por situarla en esa segunda categoría.

"Yella" es un filme sutil, que esconde una lectura voluntariosamente compleja, pero que peca de no proporcionar al espectador la suficiente dosis de estímulo para implicarse en su juego. Desde luego, se trata de una de esas obras en las que se hace necesario prescindir de toda clase de prisa o impaciencia a la hora de introducirse en los derroteros formales y (sobretodo) argumentales por los que transcurre.

A través de una narración fría y con total carencia de efectismos, asistimos al discurrir en un momento muy determinado de la vida de una joven a la que encontramos inmersa en una encrucijada vital. Sin trabajo, sin relaciones, con un marido que la acosa y con el único consuelo de un padre que, por otro lado, tampoco parece un sostén en el que apoyarse. A partir de una terrible discusión con ese marido joven y atractivo, pero a la vez agresivo y malencarado, la vida de Yella dará un vuelco, viéndose obligada a huir de todo y buscar un nuevo rumbo. Conocerá a un joven empresario autónomo con el que establecerá una relación que fluctúa entre lo profesional y lo personal y tratará de escapar de su vida anterior. Lamentablemente, no le será tan fácil.


Todo esto, así descrito, puede encuadrarse perfectamente en los esquemas argumentales de un Ken Loach, por ejemplo. Lejos de cualquier asomo o roce con el género fantástico. Y sin embargo, de un modo tremendamente sutil, nos damos cuenta de que lo que Petzold nos está contando no es ni más ni menos que una historia de fantasmas. Fantasmas en vida, algunos de ellos.

Como decía al principio, nada de malo hay en pretender esquivar los parámetros preestablecidos y reconocibles, dentro del cine. Al contrario. Máxime en un momento en que el séptimo arte (sobretodo el más o menos comercial) parece nutrirse casi exclusivamente de productos clónicos y previsibles.

Por desgracia, el cineasta alemán, no consigue penetrar a fondo en la psique del espectador. Demasiada contención. Demasiado minimalismo narrativo. Pese a ello, es de destacar algún aspecto, como la notable interpretación de la protagonista: Nina Hoss. En un papel indudablemente complejo y difícil de abordar, por cuanto su estado de ánimo tiene que hacerse notar en todo momento, tras una aparente máscara de frialdad. Lo cierto es que lo consigue.

Como ha quedado dicho, el ritmo de la peli es lento y voluntariamente átono. En cualquier caso, Petzold muestra su oficio en la puesta en escena, elegante y sobria. Incluso en algunos momentos (pocos, por desgracia) es capaz de lograr un cierto tono de suspense, de tensión palpable. Lo peor de todo, es esa sensación final de producto inacabado. De drama que no llega a emocionar, de historia oscura que no llega a inquietar y de narración pretendidamente intensa que, a la postre, no transmite excesivo interés.

1 comentario:

Rey Nova dijo...

Precisamente esa sensacion final que describes es la que me detendría en verla, aunque la virtudes que señalas sobre la actuacion de la protagonista y esa intención que se vislumbra en la historia pueden valer la pena.