martes, 24 de junio de 2008

"Juego demoníaco", de Robert Wilson


FICHA ARTÍSTICA:

Título Original: "Dead Mary"/ Dirección: Robert Wilson/ Guión: Peter Sheldrick y Christopher W. Smets/ Producción: Patrick Cameron, Harvey Glazer y R. Wilson/ Fotografía: David Mitchell/ Montaje: James P. Villeneuve/ Música: Alphonse Lanza/ Efectos Especiales: Graham Chivers/ Reparto: Dominique Swain, Marie-Josée Colburn, Steven McCarthy, Maggie Castle, Michael Majeski, Reagan Pasternak, Jefferson Brown. USA-Canadá. 2007. Color. 100'

Poco se puede decir de una cosita tan endeble como ésta, sobretodo si tampoco se trata de cargar mucho las tintas en su contra. Y es que cebarse sería demasiado fácil. Se trata del enésimo subproducto por y para veinteañeros (más cerca de los veinte que de los treinta) que aprovecha elementos de otras historias para elaborar un artefacto tan repetitivo como hueco.

De unos años para acá, el fenómeno de las leyendas urbanas ha conformado un auténtico filón a la hora de desarrollar tramas más o menos elaboradas, adaptando o tomando cosas de dichas creencias populares. Algo que además ha sido universal, tanto en los USA, como en Europa e incluso en Asia, donde una enorme parte del cine de terror reciente parte de esa clase de premisas (¿qué era "Ringu", sino?).

En el caso que nos ocupa hoy, el primer referente que nos viene a la mente es el de "Candyman". La película de Bernard Rose partía de la conocida leyenda urbana consistente en el hecho de que repitiendo varias veces un nombre determinado ante un espejo, en la oscuridad, cobraba vida cierta entidad (espíritu, brujo o bruja...) de carácter maléfico.

Lo que pasa es que utilizando ese recurso, después "Candyman" era capaz de transitar por terrenos menos obvios y más genuinos. En cambio, esta "Dead Mary" se sustenta única y exclusivamente en el cuerpo de esa leyenda popular. Todo lo que hay alrededor es puro relleno.

Si alguien tiene curiosidad por ver la película, se puede ahorrar perfectamente el primer tercio, que no es sino la habitual presentación de los personajes y la descripción de sus relaciones. En este caso, se trata de caracteres tan rematadamente carentes de interés, que no vale la pena perder mucho el tiempo con todo ello. Esos primeros veinticinco o treinta minutos, en los que no pasa absolutamente nada, son un mero desfile de diálogos estúpidos (que no divertidos) y en modo alguno sirven para que ninguno de los personajes nos resulte reconocible ni identificable. En ese sentido, la presencia de Dominique Swain en el reparto tampoco aporta punto de interés alguno, a pesar de tratarse de un rostro conocido. Su participación en el filme es tan gris como el propio filme en sí.


El momento (más o menos) álgido de la peli llega en el momento en que los chicos y chicas pasan la primera noche en la casa aislada de rigor. Las conversaciones tontorronas referidas dejarán paso a los habituales comentarios de carácter terrorífico y paranormal. Y ahí será el momento de "colar" la leyenda urbana en cuestión. Algunos de ellos se atreven a ponerla en práctica y, como es fácilmente imaginable, las consecuencias serán desagradables.

Claro, todo esto contado de una manera más o menos atractiva, podía haber dado lugar a un filme cuanto menos simpático. No necesariamente una obra notable, pero sí de similares características a películas tan entrañables como "Juego diabólico" (la de Kevin Tenney) o la propia "La noche de los demonios", del mismo director.

Lo que ocurre es que el tal Robert Wilson (cineasta de escaso renombre y trayectoria) se muestra completamente incapaz de pergeñar un producto mínimamente entretenido o disfrutable. Sobreabundancia de secuencias nocturnas a puntapala, atropelladas y confusas, en las que los personajes corren como pollos sin cabeza por la pantalla, pretendidos dilemas emocionales que no dan sino vergüenza ajena. Y tedio. Mucho tedio.

Todo lo cual deja al espectador con la sensación de haber asistido a una especie de representación infantil de fin de curso, con altas dosis de improvisación, dirigida por un adolescente apenas un par de años mayor que los actores y escrita por un aprendiz de guionista, que se ha pasado la semana antes de sentarse a escribirla viendo cuatro o cinco películas actuales y señeras dentro del género, y se ha creído capaz de imitarlas, con más o menos disimulo, pensando que igual mezclándolas todas se nota menos.

En definitiva: a ojos de quien esto escribe, uno de los bodrios más absurdos que se han hecho últimamente. Y por desgracia se hacen bastantes. Y no me sirve de excusa que haya sido dirigida al mercado doméstico. En todo caso tendrían que poner una etiqueta de advertencia en el DVD: "Atención. Puede provocar la muerte por aburrimiento".

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