martes, 2 de febrero de 2010
"Dark Asylum", de Gregory Gieras
FICHA ARTÍSTICA:
Título original: "Dark Asylum"/ Dirección y Guión: Gregory Cieras/ Producción: P. Ewald, V. Pike y M. Ruskin/ Fotografía: Viorel Serkovici/ Montaje: J. Jean Cacavas/ Dirección Artística: Ioana Corciova/ Efectos Especiales: D. Caravasile y M. Reiti/ Intérpretes: Paulina Porizkova, Judd Nelson, Larry Drake, Jurgen Prochnow, Jake Eberle, Todd Sandler, Earl Carroll, Jeff Burr, Maria Rotaru, Bogdana Mirea, Florin Busuioc, Shelly Grant. USA. 2001. Color, 93'.
En ocasiones cuando uno está viendo una película, es casi inevitable recurrir a pensar "yo lo hubiera hecho de otra forma" o "yo hubiese preferido esto otro"... a fin de potenciar aquello que nos llama más la atención, o nos interesa más ver y que se nos cuente, como espectadores.
Es algo que no siempre está justificado, porque a menudo los elementos narrativos admiten múltiples tratamientos o derivaciones, todos ellos perfectamente válidos. Pero otras veces, como la que aquí nos ocupa, es tan evidente la falta de recursos a la hora de aprovechar los mimbres y el potencial de una historia, que casi cualquiera se siente capacitado para "dirigir" (aunque sea mentalmente) el filme.
En "Dark Asylum" asistimos a la interminable persecución a la que es sometida una joven doctora por parte de un psicópata asesino y brutal, que ha conseguido escapar de su encierro en la celda de seguridad.
Interminable significa eso: interminable. Y no deja de ser sorprendente, porque (aquí entramos en nuestra particular faceta de directores), la historia tiene las suficientes ramificaciones: la personalidad de la doctora, con antecedentes preocupantes en su propia familia; el procedimiento de captura del loco, que podía haberse alargado y al cual podían habérsele añadido muchísimos más aspectos, en lugar de despacharlo a las primeras de cambio, etc. como para haber insuflado muchísimo más contenido al filme.
El caso es que Gregory Gieras, cineasta mediocre y poco experimentado (autor del guión, además), parece empeñado en limitar su película a carreras absurdas en el interior del sanatorio. Una y otra vez la misma situación, repitiéndose indefinidamente. Pero no contento con eso, una vez se las ha ingeniado para sacar a los personajes de ese escenario recurrente y cansino... ¡los vuelve a meter dentro! No deja de ser llamativo que un director se muestre tan incapaz de ver todas las posibilidades que ofrece su propio guión.
Eso por no hablar de pasajes y momentos llenos de incoherencias y errores de bulto en dicho guión, en forma de policías que son incapaces de disparar sus armas ante un asesino que, por muy asesino que sea, está desarmado, etc.
En fin, un despropósito bastante evidente. Y ello a pesar de contar con caras tan conocidas como las de Jurgen Prochnow (fatalmente aprovechado en la peli), Judd Nelson o Larry Drake (un rostro muy popular en la televisión americana y excelente actor). La prota es muy mona, pero muy insulsa.
Así que, finalmente, no queda más remedio que lamentarse por hora y media perdida de la manera más tonta, mientras uno piensa qué demonios les pasa por la cabeza a algunos cineastas que tienen la oportunidad de dirigir películas con unos medios más que apañados, para que malogren dichas oportunidades de un modo tan imperdonable.
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