jueves, 18 de febrero de 2010

"La Mansión", de Armand Weston


FICHA ARTÍSTICA:

Título original: "The Nesting"/ Dirección: Armand Weston/ Guión: Daria Price y A. Weston/ Producción: Armand Weston/ Fotografía: Joao Fernandes/ Montaje: Jack Foster/ Música: Jack Malken y George K. Scholes/ Efectos Especiales: Matt Vogel/ Intérpretes: Robin Groves, Christopher Loomis, Michael David Lally, John Carradine, Gloria Grahame, Bill Rowley, David Tabor, Patrick Farrelly, Bobo Lewis, June Berry, Ann Varley, Cecile Lieman, Ron Levine, Bruce Kronenberg, Jim Nixon, James Saxon . USA. 1981. Color, 98'.

Hoy nos hallamos ante uno de esos ejemplos que demuestran fehacientemente cómo el tiempo es un juez implacable. No estaría tan claro si estuviésemos hablando de una película de hace cuarenta o cincuenta años. Pero desde el momento que nos referimos a un filme que ni siquiera tiene treinta y ya presenta tantísimas muestras de "caducidad", es como para verlo medianamente diáfano.

El género de terror es un género difícil, qué duda cabe. Ya no hablamos en términos de originalidad, o de valor artístico. Simplemente se trata de constatar hasta qué punto la finalidad principal de una historia terrorífica (esto es: asustar) se cumple o no. De este modo, si una narración pretendidamente de terror, acaba provocando más hilaridad que otra cosa, puede decirse que el fracaso es total.

Y es que esa línea que separa lo terrorífico de lo ridículo es a veces tan fina, que un mismo filme, puede traspasarla en más de una ocasión. Éste es el caso.

Vaya por delante que el punto de partida ya resulta, cuanto menos, discutible. Una escritora con problemas psicológicos de índole fóbica se traslada a vivir a una aislada y enorme mansión. Vamos a ver... tampoco se trata de hilar del todo fino, pero en principio diríase que la cosa no tiene demasiado sentido, ¿verdad?

El caso es que, lógicamente, la casa no tardará en dar muestras de tener vida propia y un pasado turbio y sangriento, amén de una serie de individuos que la rodean que tampoco resultan compañías de lo más agradable. No hace falta decir que la pobre mujer (interpretada por la mediocre actriz Robin Groves), no mejorará nada de sus dolencias psíquicas.

Tampoco seamos del todo sarcásticos. El planteamiento de fondo no sólo no resulta absurdo, sino que se inscribe de lleno en los parámetros de las tramas fantasmales y de casas encantadas más clásicas. Incluso el hecho de que los fantasmas de esta ocasión sean prostitutas (la casa en cuestión era un burdel) añade un punto de cierta originalidad a la propuesta. Lo que ocurre es que Armand Weston dispone una serie de personajes y situaciones que van de lo correcto (de hecho, hay secuencias bastante truculentas) a lo (de nuevo aparece la fea palabreja) ridículo.

Ni siquiera presencias tan importantes en roles secundarios como las de Gloria Grahame o John Carradine ayudan a que "La Mansión" pase de ser una película cuya validez (si alguna vez la tuvo) a día de hoy no aparezca por ningún sitio. Es un filme ingenuo y, como ha quedado dicho, involuntariamente cómico en muchos momentos. Da toda la sensación de que ya nació avejentada. Mención destacada para el montaje, especialmente chapucero.

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