viernes, 18 de abril de 2008

"Inner Senses", de Chi-Leung Law


FICHA TÉCNICA:

Título original: "Yee do hung gaan"/ Dirección: Chi-Leung Law/ Guión: Tung-Shing Lee y Chi-Leung Law/ Producción: Tung-Shing Lee/ Fotografía: Kwok-Man Keung/ Música: Peter Kam/ Reparto: Leslie Cheung, Kar Yan Lam, Maggie Poon, Waise Lee, Valerie Chow, Norman Chu, Samuel Lam, So Pik Wong, Tin Leung, Li Wen Sun, Hong Dou Liu. Hong Kong, 2002. Color. 94'

Hay películas que casi hay que ver por obligación. Pero no necesariamente porque sean grandes películas, ni cinematográficamente imprescindibles. Sino porque atesoran un valor casi académico.

Ése es el caso de "Inner Senses". Un filme que analizado por lo que es, no pasa de ser una obra correcta y agradable, sin mucho más. Pero que, sin embargo, aporta una visión de conjunto sobre todo el momento del cine de terror que se factura actualmente en Oriente.

En ella encontramos un compendio de temas, formas y texturas que servirían casi para resumir todo lo bueno y lo malo de estas tendencias cinematográficas. A saber:

Por un lado, tenemos el ritmo vivo y marcado del cine de Hong Kong (que en ocasiones peca de atropellado). Por otro, la esencia de las clásicas historias de fantasmas japonesas (que tan repetitivas acaban haciéndose). También la riqueza visual y "preciosista" de las exóticas muestras que nos llegan desde Tahilandia (que muchas veces se olvidan del argumento, en detrimento de lo visual). Es decir, todo un muestrario de lo más característico de esas cinematografías, en lo que al género terrorífico se refiere, con sus virtudes y sus defectos. En este caso, más con las primeras que con los segundos.

Yendo al filme en sí, el inicio es lo mejor. Un primer tercio donde, sin apenas dejarnos tiempo para introducirnos en la trama, tienen lugar las primeras secuencias terroríficas, realmente conseguidas. La situación no puede ser más típica: chica sola en un apartamento al que acaba de mudarse, que empieza a sentir presencias de ultratumba. Como digo, son momentos verdaderamente sobrecogedores y muy bien contados.


A partir de ahí, cuando se ha tomado la determinación de empezar la película de un modo tan "agresivo", sólo parece haber dos caminos posibles: por un lado, aposentar la narración, con todo el riesgo de que se pierda la tensión y la intensidad (salvo que consigas una trama muy atractiva), o por otro lado, mantener el mismo ritmo intensísimo de efectos y situaciones de terror puro, con lo que el espectador se acaba saturando.

El director opta en este caso por la primera de las opciones. Estableciendo y afianzando la relación entre los dos personajes principales y conectando de alguna manera sus vidas (aparentemente muy distintas) con los acontecimientos que están ocurriendo, hasta el punto de intercambiar el punto de vista protagonista. Y no es una mala elección, aunque no termina de cristalizar en una historia consistente, ni original, ni inolvidable, sino más bien rozando lo vulgar y previsible. En ese sentido, en contra de las magníficas sensaciones del principio, la película termina por dejarnos un regusto algo agridulce. No del todo fallida, pero si descompensada.

En todo caso, se trata de un filme bien hecho, que aparte de los mencionados momentos escalofriantes, tiene un tono visual muy hermoso. Y resulta muy fácil dejarse llevar por el ritmo incesante (que no frenético) que impone Chi-Leung. Del mismo modo, hay que destacar la interpretación del protagonista masculino, Leslie Cheung, excelente.

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