viernes, 25 de abril de 2008

"Llamada perdida", de Eric Valette


FICHA TÉCNICA:

Título Original: "One Missed Call"/ Dirección: Eric Valette/ Guión: Andrew Klavan, basado en la novela de Yasushi Akimoto/ Producción: Broderick Johnson y Lauren Weissman/ Fotografía: Glen MacPherson/ Montaje: Steve Mirkovich/ Música: Reinhold Heil/ Efectos Especiales: David Fletcher/ Reparto: Shannyn Sossamon, Edward Burns, Ana Claudia Talancón, Ray Wise, Azura Skye, Johnny Lewis, Jason Beghe, Margaret Cho, Meagan Good, Rhoda Griffis, Ariel Winer. USA, 2008. Color. 87'

Del mismo modo que existen películas que dignifican todo un género cinematográfico, las hay que subvierten su valor. Así, mientras un thriller de Steven Seagal convierte los thrillers en algo mal visto cuando surgen muchos tras esa estela, de la misma manera, el remake de una película que (ya de por sí) no es gran cosa, hecho de forma torticera, contribuye sin duda a que el terror actual sea algo poco apreciado por los amantes del buen cine. Y se haya convertido en un mero reclamo para multisalas, en lugar de una fuente de disfrute real y consistente.

Eso es lo que encontramos en este bodriete del francés Eric Valette. La versión norteamericana de la "Llamada perdida" de Takashi Miike deja mucho, pero que muchísimo que desear. Es una película sosa y torpe a partes iguales. Y manda huevos, porque en esta ocasión, el nivel de la original era tirando a mediocre, con lo cual tampoco parecía tan complicado mejorarla. Un original que incluso dio lugar a una saga (cágate, lorito).

Pero hete aquí que Valette transforma su obra en otro churro más de la todopoderosa factoría churrera del Hollywood más palomitero e insustancial. Del mismo modo que ocurría con el lamentable remake de "Kairo" ("Pulse", en la versión yanqui) y a diferencia de otras muestras, como "Ringu" o "Dark Water", que en manos de Verbinski y Salles respectivamente, conseguían un gran resultado.


Lo cierto es que, como digo, el material de base era malo. Eso es innegable. Una trama tan artificiosa y rebuscada como previsible. Que a lo mejor tuvo su gracia en algún momento (cuando se escribió la novela, tal vez), en que los adolescentes empezaban a hacer uso de los móviles como un apéndice más de sus brazos. Pero que como historia terrorífica, resulta más risible que otra cosa.

Para más inri y para acentuar los calificativos "torpe" y "sosa", se da la circunstancia de que el protagonista masculino de este remake es nada menos que el "sosoman" por excelencia: Edward Burns. Lo cual no deja de tener cierta gracia, bien mirado. Pero desde luego, no ayuda a acrecentar el valor del filme. Ah! Y tampoco aquí voy a hacer un fácil juego de palabras con el apellido de la prota femenina. Para acabar de consumar el desastre, también encontramos a un totalmente caricaturesco Ray Wise, que desde que hizo de papá de Laura Palmer, no ha podido volver a aparecer en una película de terror sin parecer eso: una especie de caricatura. Excelente actor, por cierto.

Como la trama es sobradamente conocida, no me extenderé en ella. Baste decir que está estructurada según la típica cadena de asesinatos que involucran a un grupete de jóvenes, con los móviles como vehículo de transmisión maldito y que parece obedecer a dramas del pasado. Factores como el tiempo, la casualidad (y la causalidad), que ya estaban explotados (y muy bien explotados, por cierto) en la simpática saga de "Destino final", en cambio aquí se vuelven cansinos en grado máximo.

Abundando en lo de "torpe", destacar lo lamentablemente que están planificados los momentos terroríficos. Sin ninguna clase de medida. O te los plantan delante de las narices a las primeras de cambio, sin preocuparse por situar al espectador en el contexto emocional adecuado, o por contra te los anticipan ochocientas veces y cuando llegan de verdad, ya te has cansado de esperar y no te provocan el más mínimo efecto.

Asimismo, la habitual sobrecarga de efectos digitales, que incluso son utilizados para escenificar figuras humanas. Pero por favor, ¿es que no quedan en Hollywood maquilladores decentes? Qué puñetera manía con los rostros distorsionados digitalmente, que no asustan absolutamente a nadie, por lo falsos que resultan. Pero bueno, vista la factura global de la peli, tampoco es cuestión de exigir un buen acabado formal. Sería casi un contrasentido.


Personalmente no tengo ningún problema en sentarme a ver una película con pocas pretensiones, que sencillamente quiera entretener, darme cuatro sustos introducidos con más o menos elegancia (aquí, ni siquiera eso sucede, como ha quedado dicho) y olvidarme de ella una vez ha terminado. Pero lo que no me gusta son las tomaduras de pelo descaradas. Y cuando te encuentras una y otra vez con esta clase de subproductos, elaborados a piñón fijo, en los que cada plano resulta previsible e intercambiable con otros del mismo pelaje, pues uno llega incluso a cabrearse.

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