domingo, 27 de abril de 2008

"Sueño profundo", de Patricia Gruben


FICHA TÉCNICA:

Título Original: "Deep Sleep"/ Dirección y Guión: Patricia Gruben/ Producción: John M. Eckert y Michael Lebowitz/ Fotografía: Rene Ohashi/ Montaje: Lara Mazur/ Música: Martin Gotfrit/ Reparto: Megan Follows, Stuart Margolin, Patricia Collins, David Hewlett, Damon D'Oliveira, Deanne Henry, Margot Kane, Rob Roy, Ken Camroux, Eloisa Cardona. Canadá, 1990. Color. 85'

Bastante más que de terror, podríamos situar esta "Sueño profundo" en el terreno del suspense psicológico, etiqueta que tantas y tan buenas muestras nos dio entre finales de los ochenta y principios de los noventa, entre las cuales podríamos citar "La escalera de Jacob", de Adrian Lyne, "Corazón de medianoche" de Matthew Chapman e incluso "El sueño del mono loco", de "nuestro" Fernando Trueba.

Es un tipo de historias que se caracteriza por hacer servir la propia mente como caldo de cultivo donde cualquier cosa puede suceder y donde incluso la experiencia sobrenatural puede tener lugar, sin dejar de tener un origen perfectamente humano. Visiones, alucinaciones, sueños, y claro: pesadillas.

El argumento nos presenta a una chica que llega al hogar familiar procedente de un sanatorio mental, donde ha sido tratada por padecer terribles (y recurrentes) pesadillas, que le provocan toda clase de comportamientos extraños y excesivos. Al parecer, el origen de dichos malos sueños está en el propio seno familiar, de ahí que la joven acuda en busca de respuestas. Se encontrará con una serie de situaciones que seguirán poniendo en riesgo su salud mental, pero al mismo tiempo la irán conduciendo a desentrañar el secreto que se esconde tras su sufrimiento.


La canadiense Patricia Gruben (la película es de esa nacionalidad) no obtiene el mismo resultado que alcanzaban los ejemplos citados al principio, por no ser capaz de aprovechar del todo las posibilidades que la trama ofrece. Pretende revestir el filme de un tono turbio, siempre necesario en este tipo de narraciones, pero sólo lo consigue a medias, provocando un desarrollo irregular, que tras un inicio interesante, se acaba diluyendo, para cobrar fuerza de nuevo en la parte final.

En todo caso, no es una película del todo desdeñable. Mantiene un cierto interés, sobretodo de cara a conocer la resolución al misterio planteado, aún a costa de provocar algún que otro bostezo. Del mismo modo, el carácter desagradable y dramático de los aspectos que dan sentido a la intriga la hacen parecer una película con más enjundia de la que realmente tiene.

Los actores no son nada del otro mundo. Encabezados por Megan Follows, joven actriz, que no pasa de correcta y a la que se ha podido ver sobretodo en series televisivas. Y Stuart Margolin, experimentado aunque también mediocre, tanto delante como detrás de las cámaras.

Así pues, película tan sólo apta a falta de otra cosa más interesante para ver. O para paladares poco exigentes, que se lo pasen bien con intrigas no demasiado sustanciosas, más propias del medio televisivo o, hablando en términos literarios, de los best-sellers de aeropuerto, que de obras consistentes.

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